Privilegiado espectáculo natural, solo para unos cuantos

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Apenas salió del mar su andar por la arena se hizo lento, pero nunca perdió la firmeza, esa decisión de quien sabe que tiene que cumplir una misión ancestral para preservar su especie.

La oscuridad de la noche fue su aliada perfecta para depositar 120 alientos de vida en la suave arena del malecón de Progreso.

Aunque eran ya las 10 de la noche, la presencia de la tortuga de carey, de aproximadamente un metro, no pasó inadvertida. Afortunadamente no eran depredadores naturales o saqueadores humanos.

Una amiga de la naturaleza avisó a las autoridades, y al sitio donde ocurría el espectáculo natural, la calle 80 con 19 del malecón de Progreso, llegó una patrulla cuyos policías, a su vez, pusieron al tanto al departamento de Ecología del puerto.

Una vez concluida su misión en la tierra, la tortuga volvió al mar bajo la atenta mirada de unos cuantos que tuvieron el privilegio de presenciar este espectáculo natural.

Lo demás corrió a cargo de los humanos: desenterrar los huevos y ponerlos a salvo de depredadores y saqueadores, de los que afortunadamente en estas tierras no abundan.

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