Orgullosa de sus raíces, del traje típico de Yucatán, de sus costumbres, ejemplo de vida, de querer aprender, un cúmulo de experiencias y anécdotas, es doña Romualda Carrillo Jiménez, quien el pasado 7 de febrero llegó a los 100 años de edad y lo hizo en plenitud de facultades, en excelente estado de salud, rodeada del cariño, amor, respeto y admiración de su numerosa familia.
Originaria de Cuzamá, Carrillo Jiménez contrajo matrimonio con el señor Zenón Pérez Kuk (qepd) y procrearon seis hijos: Orlando, Eloy, Rosario, Freddy, Diana y Leilany, para hoy tener el privilegio de contar con 23 nietos, 46 bisnietos y 21 tataranietos.
“Es una persona muy fuerte, no padece ni una sola enfermedad, ni hipertensión, ni diabetes, es una mujer muy inteligente.siempre le hemos admirado esa parte, estudió hasta el tercero de primaria porque no había la condición económica, pero aprendió a leer y escribir, se documenta, se sabe defender, nosotros la vacilamos que si hubiera podido cursar una licenciatura sería una excelente abogada”, indicó su nieta, Yamily Bracamontes Pérez.
“Todo lee, a dónde vaya y eso también es admirable, es una mestiza, auténtica. Nos cuenta que cuando era pequeña no había la energía eléctrica, antes vivían con velas y quinqués, y a todo se fue adaptando, mejorando cada vez más, a ella no le asusta nada, ha vivido la evolución”, agregó.
Como parte de ese andar del tiempo, doña “Amada” como también es conocida, ha sido testigo de los avances tecnológicos y cambios constantes en Yucatán, México y el mundo.
“Le fascina la televisión, hasta hoy sigue la misa por ese medio, le encantan las novelas, le fascinan, una apasionada de los melodramas, era intensa, las vivía, ahorita ya no las sigue tanto porque se duerme más temprano. Ya nos platicó que en el pueblo cuando llegó el aparato, sólo había una televisión y pagaban un peso para poder ver las telenovelas y era una situación fascinante”, expresó.
“Actualmente, la tecnología le sorprende, ella no usa celular, pero le marcamos al teléfono de una tía, le hacemos videollamadas y se asombra, en la pandemia le hablábamos y la saludábamos. Nos dice que somos privilegiados por tener todo lo de hoy”, añadió.
Cabe resalta igualmente que doña Romualda fue bien cuidada durante la pandemia y dejó constancia de tu fortaleza, de sus estupendas defensas, ya que para su fortuna y de la familia no contrajo el virus, a diferencia de otros integrantes que sí se contagiaron en determinados momentos.
“Le gusta comer de todo, creemos que es su principal debilidad, la comida, le encantan los dulces, los merengues, todo. En el pasado, ella comía lo que cosechaban de sus tierras y los animales que criaban” dijo.
Si bien, hay que ayudarla a levantarse de su hamaca y hablarle un poco mas fuerte de lo habitual, su nieta afirma que se encuentra en extraordinarias condiciones, en sus cinco sentidos.
Carrillo Jiménez es la vigésima de 20 hermanos, todos con ojos verdes, aunque nadie de la descendencia heredó esa particularidad.
“Mi abuelita era la rezadora del pueblo y nos cuenta que la hablaban a varios lugares, pero así la buscaran a las dos de la madrugada iba, acá le reza a todo mundo cuando viene y esa parte igual la recordamos mucho de ella”, señaló.
Doña “Amada” tiene muy arraigados sus orígenes, de las tradiciones yucatecas como el Hanal Pixán, de la ropa de su entidad y la enaltece en cada oportunidad que se le presenta.
“Es muy orgullosa del hipil, del terno y se molesta cuando a alguna familiar no le gusta, además de ser bello, precioso, es de alto costo, no es usar cualquier cosa y le gusta verse así”, manifestó.
“Lo que más le admiramos es la memoria que tiene, sabe hasta la hora y día en que nacimos todos, a veces si alguna de mis tías no recuerda alguna fecha, se lo preguntan a ella”, apuntó.
Es doña Romualda Carrillo Jiménez, ¿qué tanto no se puede vivir en un siglo?, pero sobre todo la experiencia acumulada, sabiduría pura y plena, a seguir, escuchar, asimilar y aprender, por toda su familia y por toda la sociedad.
