¿Quién dice que no se puede?, en abril pasado, un grupo de jóvenes yucatecos decidió emprender y ganarse la vida con la producción de horchata, pero sobre todo romper barreras, demostrarle al mundo que se puede, tienen una particularidad y es que son carentes de vista, lo que nunca ha resultado un impedimento para buscar salir adelante, al contrario son un ejemplo para la sociedad.
Hoy, a ocho meses de iniciar la aventura, lo que comenzó como un sueño conocido como Jach Ki, se ha ido consolidando poco a poco y próximamente cambiará de nombre a Vericia, comandado por Manuel Durán Balam, Alexandra Méndez Acosta y su esposo Carlos Pérez Castillo.
“La idea surgió a raíz de la pandemia, actualmente administramos un grupo de personas con discapacidad visual, así nos conocimos y empezamos a realizar actividades para distracción de los que integramos ese conjunto, ahí de plática en platica, nació este proyecto. Al principio éramos ocho socios y actualmente quedamos tres porque se ha ido reaperturando la economía y los demás retornaron a sus labores”, indicó Durán Balam.
Cabe resaltar que Durán Balam cursó la Licenciatura en Derecho, pero ante la falta de oportunidades no se quedó de brazos cruzados.
“Desde que estudiaba quería buscar empleo para poderme solventar la escuela, apoyar a mi familia y para cubrir mis gastos personales, pero todo lo que he tenido que pasar ha sido complicado, he llevado mi currículum a varios lugares y me entrevistan, nunca digo que soy persona con discapacidad y no lo hago porque creo que todos tenemos ese derecho de luchar por una vacante, siempre y cuando puedas cumplir con lo que se te pide, no me dicen que no, aunque dejó mis documentos y me quedo esperando que me llamen”, dijo.
“Hace unos meses en una empresa de bienes raíces me comunicaron que me enviarían por correo toda la información para que me enterara de lo que vendían y ofrecían, pero hasta ahora jamás llegó nada. Yo quería trabajar y se dio la opción de hablar con los muchachos, todos tenemos discapacidad visual, algunos de baja visión y la mayoría presentamos la totalidad”, agregó.
El joven empresario reveló que el papá de una amiga les brindó todo su respaldo y les hizo llegar la receta para elaborar el jarabe.
“Podría decir que me han cerrado las puertas y se podría catalogar como una discriminación laboral, me ha tocado vivir experiencia definitivamente difíciles y hasta cierto punto desgastantes, te dejan cabizbajo, desmotivado, pero lo importante es seguir adelante y buscar esas alternativas que nos den la pauta para continuar con nuestras vidas”, expresó.
“Lo que necesitamos es esa oportunidad que no nos dan todavía y acoplarnos a cualquier función y puesto, no hay nada imposible, nosotros podemos hacer todas las actividades, desarrollarnos y desempeñarnos donde nos digan, estamos en toda la disposición y hablo por todos mis compañeros”, añadió.
Por el momento, preparan horchata de arroz con ingredientes como vainilla, canela y almendras, a 50 pesos el litro y 25 el medio.
“Tenemos una misión de emplear a personas con discapacidad, generar empleos, pero todo tiene un proceso y para producir tenemos que contar con financiamiento y toda una estructura, para darle contratos, prestaciones de ley y un horario a nuestros colaboradores”, manifestó.
Su principal punto de venta se ubica en la denominada “Segunda Calle Nueva”, pasaje que conecta a la calle 58 del centro de la ciudad con el Parque Eulogio Rosado, donde otro grupo de personas con discapacidad visual se instala para interpretar canciones y recibir a cambio una moneda. Asimismo, han recibido apoyo de un grupo de negocios locales, a cargo de las hermanas Silvia y Alicia Álvarez Cano.
“Nuestra visión es lograr consolidar una fábrica, tener esa posibilidad de ayudar a nuestros compañeros y la sociedad en general, dar ese mensaje de que sí podemos salir adelante”, afirmó.
Se les puede localizar en facebook como “Horchatas Jach Ki, aunque en poco tiempo se registrarán ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) como “Horchatas Vericia”
Durán Balam, Méndez Acosta y Pérez Castillo, han marcado una pauta, han dejado constancia de que nunca hay que bajar los brazos, nadie se puede rendir ante los obstáculos, querer es poder, sus esfuerzos, su tenacidad y constancia han valido la pena, su pequeña empresa toma forma, se consolida día a día y han demostrado que los límites se los pone uno mismo
