En elaboración el plan de manejo de la zona arqueológica Kulubá

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Antes de concluir el año se tendrá listo el plan de manejo de la ciudad precolombina de Kulubá, por lo que Yucatán contaría con 18 zonas arqueológicas abiertas al público, informó el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, Eduardo López Calzada.

Reconoció que con la difusión hecha hasta el momento en torno a éste sitio maya del nororiente de Yucatán, ya inició la afluencia turística al sitio, principalmente por los pobladores de Mérida y del Oriente del Estado.

Indicó que los especialistas elaboran el plan de manejo de ésta ciudad prehispánica ubicada a 212 kilómetros al oriente de Mérida, en el cual se determinará los lugares que serán accesibles al público, para luego desarrollar obras de trabajo arqueológico.

Comentó que “el INAH valorará el lugar y al determinar la parte del sitio a la cual el turismo tendrá acceso, iniciarán las obras de trabajo arqueológico, labor a cargo del especialista Alfredo Barrera Rubio”.

En breve se ejecutarán los trabajos de exploración del núcleo central, de consolidación y restauración y acceso a Kulubá para su apertura, en fecha aún por determinar, acotó.

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La zona está clasificada bajo la clave 16Qe (4)1 en el Atlas arqueológico de Yucatán y está dividida en tres complejos o grupos principales, nombrados con las primeras letras del abecedario, A, B y C, que se encuentran relativamente cercanas entre sí y de la rejollada principal del sitio.

Dicho cuerpo de agua funcionó como un centro aglutinador del asentamiento, y cuyos conjuntos mencionados tienen estructuras piramidales, palacios, basamentos habitacionales y construcciones menores asociadas.

Tan sólo en el grupo A y B se cuenta con ocho estructuras cada uno, y en el segundo, en una de ellas aún se puede apreciar el pigmento rojo original en su fachada que data de hace unos mil años.

Mientras que en el grupo C, núcleo central de la clase gobernante, ubicado en un espacio de cien por cien metros, hay 22 estructuras y cuya pirámide más elevada alcanza los 15 metros.

Mencionó que la importante relación de Kulubá con las urbes mayas de Ek’Balam y, particularmente, Chichén Itzá, ya que se convirtió en parte de su red de comercio y de control territorial hacia la costa norte.

Los cenotes y las rejolladas son las constantes principales en la fisiografía de la zona, por lo que hay una relación entre la sociedad y la naturaleza que se manifiesta en la arquitectura, la escultura y el patrón de asentamiento, tal el caso de un edificio cubierto con mascarones de Chaac, dios de la lluvia.

De acuerdo con Barrera Rubio, las rejolladas fueron importantes para la producción de cacao y, en la cosmovisión maya, portales del inframundo y fuente de agua y fertilidad.

A pesar de que Kulubá es uno de los sitios arqueológicos más importantes de esta región, no lo encontramos referido en las fuentes documentales, ya sea indígenas coloniales, como los libros de Chilam Balam o en las obras de los cronistas hispanos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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