Quetzales y jaguares atestiguan duelos cerebrales en el tablero

[vc_row][vc_column][vc_column_text]La pirámide de Tikal, prodigio de la arquitectura maya declarada Patrimonio de la Humanidad, se yergue sobre un peculiar y colorido tablero de ajedrez ornamentado en los bordes por un par de quetzales y otro de jaguares.

El escenario es digno marco para un imaginativo enfrentamiento sobre la palestra cuadriculada, elaborada en madera y artísticamente pintada a mano, como los trebejos. Recrea el encuentro entre la Cultura Maya y los conquistadores españoles.

El pasado fin de semana llegó el juego desde Guatemala hasta la céntrica Plaza Diamante, que acoge, en el marco del Torneo Internacional de Ajedrez “Carlos Torre Repetto In Memóriam”, una magna exposición de juegos de colección.

Un matrimonio de biólogos yucatecos, Yariely del Rocío Balam Ballote y José Adrián Cimé Pool, trajeron ese tesoro entre su equipaje. Lo adquirieron en el Mercado de Artesanías de la ciudad de Guatemala, cuando volvían del Congreso Mesoamericano sobre el Declive de Abejas Nativas, en la ciudad de Antigua.

Lo primero que hicieron al llegar a Mérida fue apersonarse a la “Casa del Ajedrez”, como se le conoce a Plaza Diamante (calle 62 con 63, contra esquina de la Plaza Grande de Mérida), donde se monta a marchas forzadas la muestra procedente de varios países de Europa, América y Asia. Ahí pusieron el valioso y llamativo juego en manos del club “Bobby Fischer”, organizador de la exhibición.

Los hombres blancos y barbados a los que tanto temía el emperador Moctezuma debido a la profecía que señalaba que lo depondrían, representan a las piezas albas, en las que soldados iberos hacen las veces de peones y los reyes católicos, Isabel y Fernando, representan a la dama y al rey, respectivamente. Frailes franciscanos ocupan las casillas de los alfiles.

Encabeza al ejército indígena uno de sus más célebres gobernantes: Chac Tok Ich’aak II, que en español quiere decir Garra de Jaguar. “Hasta parecen retumbar en el ambiente los tambores de guerra”, comentó un aficionado que observaba la colocación de los trebejos en una vitrina bien resguardada. El espontáneo comentarista, quien declinó proporcionar su nombre, pero al parecer es un docto en la historia mesoamericana, señaló que los mayas de Tikal eran conocidos por su beligerancia.

Como en la época prehispánica no había corceles en América, su lugar lo ocupan caballeros tigres, en tanto que los alfiles son recreados por sacerdotes. Indígenas con su vestuario típico están alineados en la segunda fila, donde inician las hostilidades los peones, el alma del ajedrez, según el inmortal Philidor.

La exhibición de juegos de ajedrez de colección puede admirarse durante todo el día, y hasta el 31 de diciembre, en decenas de locales de la “Casa del Ajedrez”, ya sea en joyerías, perfumerías, expendios de cómics, puestos de libros y revistas, tiendas especializadas en todo tipo de miel, en maquillajes, bisuterías, zapaterías, así como en cafeterías y cocinas económicas.

Incluso a la entrada de la Administración, en la planta alta, adjunto al club “Bobby Fischer”, hay dos piezas de ajedrez gigantes que flanquean la puerta. Cerca de ahí hay varios óleos con motivos ajedrecísticos, obra de la artista plástica yucateca Sara Lourdes López Godoy.

Un encomiable esfuerzo de la directiva del “Bobby”, el club independiente más dinámico de México, por darle al juego ciencia un status más cultural y turístico.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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