Gasolina cara agudiza el ingenio de los yucatecos

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Actualmente, en el Estado es marcado el interés por el desarrollo de biocombustibles, a tal grado que en los últimos dos años se realizaron diversas investigaciones aprovechando los beneficios de plantas, tanto terrestres como marinas, afirmó el especialista del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), Alfonso Larqué Saavedra.

Incluso, se aprovecha desde las microplantas que conforman las algas hasta las flores que comúnmente se dan en las calles y campos de la entidad, así como el henequén y el coco, hasta el sargazo, el cual causó serios problemas al sector turismo de Quintana Roo, y en menor medida, en Yucatán.

La obtención de combustibles limpios ha permitidos que los estudiosos de al menos siete instituciones establecidas en el Parque Científico y Tecnológico de Yucatán se interés en diversas especies de plantas, tal el caso del coco, el henequén, el sargazo, el pistache, el ramón, y la campanita, principalmente.

Recientemente, presentó el nuevo avance en la generación de nuevas alternativas de combustible, a través de las semillas del ramón (Brosimum alicastrum), éxito que sumó al obtenido al trabajar con coco y henequén.

Asimismo, en una labor conjunta con los especialistas de la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) se desarrollan estudios con el sargazo, y por lo pronto, ya se produce biogás (metano) usando estas macroalgas, un hongo de la región y un inóculo bacteriano.

Asimismo, en el Cinvestav – Mérida, Rodrigo Patiño Díaz trabaja con un alga microscópica de Yucatán, la Chlamydomonas reinhardti, para la producción de hidrógeno.

Luis Díaz Ballote se concentra en la planta yucateca “Thevetia peruviana”, conocida también como “campanita”, cuya característica principal es el aceite de su semilla, el cual se puede convertir en un biocombustible, específicamente en un biodiesel.

De manera paralela, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Unidad Sureste del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), laboran en el cultivo del piñón, piñoncillo o pistache mexicano (Jatropha curcas), planta nativa de México y Centroamérica, para la obtención de biodiésel.

Incluso, de acuerdo con la especialista de la Unidad Sureste del Ciatej, Guadalupe López Puc, la obtención de biodiésel se logró tras la identificación de tres nuevas variedades de jatrofa con alta productividad de semillas.

Larqué Saavedra resaltó la importancia del uso de combustibles limpios, por lo que se busca la mejor opción para dejar de utilizar los derivados del petróleo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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