Veinteañeros y treintañeros, los de mayor incidencia de mortalidad por Covid-19 en este 2021

Las personas treintañeras y veinteañeras se convierten en los grupos de edad con un notable crecimiento en la incidencia de mortalidad por Covid-19, reveló la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY) al establecer que los menores de edad son los menos afectados.

Asimismo, también ya se duplicó la letalidad en los cuarentañeros así como en los nonagenarios, por lo que debido a la variante gamma de Covid-19, ahora son más las personas en edad productos los que más pierden la vida.

La distribución de la incidencia de mortalidad cambió hace dos meses, pues hasta el pasado 7 de junio, el grupo etario de defunciones que mayor crecimiento tuvo fue el de los nonagenarios, seguido de los adolescentes así como de las personas de 30 a 39 años de edad.

Para Yucatán, el número de defunciones está distribuida en 11 grupos de edad, y cada rango es de una década, cuyos mosaicos están distribuido de cero a 109 años.

De acuerdo con la estadística, el mayor crecimiento se registró en el grupo etario de 30 a 39 años, el cual es de 150.5 por ciento, pues en 2020 fueron 97 las defunciones y en lo que va del año, ya son 146 los finados.

En segundo lugar están los occisos de 20 a 29 años, con un incremento del 122.7 por ciento, al pasar de 22 a 49 casos.

El tercer rango de mayor crecimiento es el de los 20 a 49 años, con un ascenso del 117.5 por ciento, pues el año pasado fueron 228 y en lo que va del presente ya son 268.

Los nonagenarios corresponden al cuarto grupo, con un aumento del 102.3 por ciento, al pasar de 44 a 89 casos.

Le siguen los quincuagenarios, con un crecimiento del 75.1 por ciento; los octogenarios, con un incremento del 64.8 por ciento, los septuagenarios, con un crecimiento del 61.5 porcentual.

De igual forma, el grupo de edad de 10 a 19, con un aumento del 60 por ciento; los sexagenarios, por ciento con un ascenso del 59.2 porcentual.

Finalmente, el del rango de cero a nueve años, tuvo un crecimiento del 14.3 por ciento, al pasar de siete a ocho defunciones.

Una ciudadana chilena radicada en Mérida denunció violencia y maltrato por parte de su esposo, Jorge Fernando Esparza Jiménez, de quien está separada precisamente por violencia familiar.

El sujeto se introdujo en casa de la víctima, a la que llegó con un cerrajero y otras personas, así como policías que presuntamente le permitieron el acceso al individuo.

A continuación la denuncia pública que hace María José Ávila Reyes:

Señor Mauricio Vila Dosal, nos hace falta mucho avance en cuanto a protección de violencia contra las mujeres, hoy tristemente debo decir soy una víctima más de maltrato y violencia familiar. Ante el maltrato y la violencia sufrida por mi aún esposo FERNANDO JORGE ESPARZA JIMENEZ, como ofensas y maltrato psicológico entre otros, ¡busqué el valor y la ayuda que muchas veces nos hace falta en estas situaciones y actué!

¡Rompí el silencio como dirían otras mujeres como yo! Y acudí ante la Juez Manuela Carmina Iuit Pech a solicitar ÓRDENES DE PROTECCIÓN que brindaran protección y seguridad para mi persona y mis hijos menores de edad, que son lo más importante para mí, las órdenes de protección 10/2021, en las cuales dice que se prohíbe a mi aún esposo acercarse a mi hogar, así como la prohibición de ejercer cualquier tipo de violencia, sea de forma presencial o por cualquier otro medio.

¡Finalmente vi la luz! Me sentí con un peso menos encima y tranquila de saber que ésta persona la que pensaba sería mi esposo y compañero al fin dejara de hacerme daño.

¡Recibí cantidad de mensajes ofensivos y de horror por parte de mi aún esposo por haber alzado la voz! Pero al final sabía que estamos protegidas! Quien diría que esas mismas personas que decían cuidarme de un maltrato son quienes cooperarían para introducir a esta persona al domicilio a pesar de todas las restricciones legales que le habían impuesto.

El día veintidós de julio de este año, mi esposo llegó al domicilio en compañía de un cerrajero y otras personas e ingresó y logró llevarse objetos personales, al ver lo que sucedía llamé por teléfono al 911 y llegaron las unidades 6632, 6628, 6226, mi primer pensamiento fue, vienen a detenerlo porque tiene una restricción y se metió a la fuerza, les dije a los policías de las órdenes de protección que tenía y les pedí actuaran conforme a la ley.

Pero me llevé la mayor sorpresa, ellos ayudaron a que ingresara y se llevara cosas mías, fueron momentos de angustia y terror por no saber cómo reaccionaría y si volvería a agredirme en caso de que impidiera que agarrara mis cosas.

Sin embargo, no lo detuvieron y permitieron que se llevara lo que quiso del domicilio tal y como se ve en el video, en el que incluso voltea a verme con todo el descaro y las personas que estaban con mi esposo le agradecen a los policías por su ayuda.

Alzo la voz por mí y por todas las personas que están en la misma situación en la que yo me encuentro para dar solución a esta incertidumbre de no saber si mañana a pesar de la ley volverá a incurrir en violencia contra mí otra vez, problema mío que seguramente es de muchas otras.

Espero ser escuchada y que mi caso no quede impune y espero que las autoridades nos den seguridad contra la violencia que sufrimos en Yucatán.

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