[vc_row][vc_column][vc_column_text]La Navidad no terminó ayer. Es todos los días del año y así lo explica Sor Isabel, integrante de la orden religiosa que dirige el Hogar de Ancianos Brunet Celarain, donde hasta el 2 de febrero se puede visitar un monumental nacimiento –“Una Catequesis”, como explica Sor Isabel-, que fue armado con mucho amor, dedicación y fe.
“La Navidad es alegría, es gozo, es paz y es luz, eso es lo que deseamos para todos los mexicanos y el mundo. Que esa luz que vino a brindar el Señor a la tierra resplandezca en el mundo y en nosotros mismos. Porque a veces lo buscamos fuera, pero él está adentro nuestro, Dios está en nuestro interior, hay que saber descubrirlo”, señala la religiosa.
En una de las salas de la gran casona donde opera el hogar de ancianos –en Avenida Cupules 509, de la colonia meridana Alcalá Martín- se puede disfrutar de una obra de arte. Es un nacimiento que tomó dos semanas realizarlo y la puesta en escena estuvo a cargo de Sor Isabel, integrante como las otras religiosas de la orden Hermanitas de los Ancianos Desamparados. La ayudó un electricista, quien conectó una cascada, luces variadas y movimientos de figuras, entre otros.
El nacimiento es, como describe Sor Isabel, una Catequesis, porque cuenta la historia de Jesús desde antes de su nacimiento, cuando la Virgen María recibió la noticia de su embarazo. Luego sucede el viaje de María y José a Belén, el nacimiento del Niño Dios (quien se mece en los brazos de María), la huída de la familia a Egipto para que Herodes no mate al niño Dios y luego la vida de Jesús de niño, en Nazareth.
Formado por más de 250 figuras, una cascada, estructuras de yeso y nieve seca, además de plantas y otros decorados, el nacimiento está ambientado con música y una iluminación especial, que crea una atmósfera que invita a mirar y reflexionar. La visita es gratuita y se puede visitar todos los días de 9:30 am a 1 pm y de 4:30 a 8 pm.
Sor Isabel es puertorriqueña y se dedica al voluntariado desde que tiene 10 años, cuando empezó a ayudar en su natal Añasco. Hace 30 años se ordenó religiosa y desde entonces no ha parado de brindar ayuda en diferentes países y estados de México. Es una religiosa muy empática, agradable y tiene la sonrisa a flor de piel. La enfermería del hogar está a su cargo y da gusto ver cómo trata a los ancianos y, sobre todo, como ellos la tratan a ella.
“El hogar es mi casa”
Durante la visita, conocimos también a María Luisa del Perpetuo Socorro de la Concepción de Lourdes, una huésped de 90 años, platicadora y sonriente. Le dicen “Nena”. Ella nos cuenta que la Navidad fue realmente una fiesta en el asilo ya que recibieron la visita del obispo Jorge Carlos Patrón Wong, quien vino desde El Vaticano a Mérida y ofició misa en el hogar. Más de 800 personas asistieron al evento.
“Estuvo precioso todo, vino mucha gente y después celebramos con comida, hubo pavo, como es costumbre”, explica Nena, quien se siente agradecida de estar en el hogar porque ya está sola. “Todos murieron, mi mamá, mi papá, mi esposo… Y nunca tuve hijos, así que el hogar es mi casa y las hermanas son tan buenas con nosotros”, explica Nena.
También conocimos a Rosa María, de 102 años, quien vive en la zona de enfermería. Está totalmente lúcida, con las uñas pintadas y platica que se siente muy cómoda en el hogar. “Tuve muchas operaciones pero anímicamente me siento muy bien. Tengo dos hijos que no viven acá, uno es médico y está en Acapulco. Me dijeron de ir con ellos pero mejor no… Aquí no molesto a nadie”, dice. Para Rosa María la edad no es una carga y parece tener las cosas bien claras. “De aquí me voy a volar”, nos explica, a modo de despedida.
En el hogar hay 145 ancianos, entre hombres y mujeres. Sor Isabel nos llevó a recorrer las instalaciones y, aunque viven separados por género, conviven en algunos momentos de recreación y convivios. El lugar cuenta, además de comedores, habitaciones y baños, con enfermería (donde algunos ancianos están internados), lugar de rehabilitación y para ejercitarse, dos espacios para pacientes psiquiátricos (por género), varios patios, lugares de recreación y de juego. También hay una iglesia, donde se oficia diariamente misa.
En el hogar hay lista de espera para hospedar ancianos. Los que pueden pagan por estar ahí. El hogar se mantiene con ayuda de la providencia. Le preguntamos a Sor Isabel si se puede ayudar al hogar y nos dijo que son bien recibidos, sobre todo, los pañales, productos de limpieza y perfumería. Para quienes quieran ayudar, el teléfono del hogar es 925 0846.- CGO.
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