Su primer nieto le trajo ‘torta’: la convirtió en partera tradicional

En virtud de la labor que realizan las parteras tradicionales en apoyo a la salud de madres y bebés, el Patronato de Beneficencia Pública de Yucatán (APBPY) otorgó insumos y equipo a las más destacadas exponentes de estas prácticas en la Jurisdicción Sanitaria número 1.

La dependencia busca concretar acuerdos, como el que ya hizo con la Alianza Pediátrica Global, a fin de lograr la formación, reconocimiento y respeto de ellas y su noble oficio, a través del programa “Parteras y medicina tradicional”.

Por lo que corresponde a la entrega de los apoyos, la titular de la dependencia, Zhazil Méndez Hernández, junto con la jefa de la referida Jurisdicción, Rosa Méndez Vales, visitó el Centro de Salud de Sotuta, donde, como parte del plan, se realizó una prueba de los ejercicio prenatales dirigidos a embarazadas y parteras.

En la actividad, doña Belem Tun Canto, con 20 años de experiencia en estas prácticas, agradeció los entrenamientos y el material recibido, ya que su trabajo no es solo durante el alumbramiento, sino que también dan seguimiento días después para asegurarse que la mamá y el bebé estén bien de salud.

Otro caso es el de doña Felipa Cetina Moo, con 83 años de edad y 50 como partera, la más longeva de la Jurisdicción. Es oriunda de la comunidad de Tibolón, Sotuta, donde también ejerce la medicina tradicional maya, siendo un baluarte de sabiduría ancestral y con un amplio conocimiento de la herbolaria yucateca.

Ella expresó que ha traído al mundo a cientos de niñas y niños, empezando con el nacimiento de su primer nieto. Además, ha tenido un reconocimiento por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), al ser incluida en el libro Biodiversidad y desarrollo humano en Yucatán.

Otro ejemplo es el de doña Rafaela Can Aké, de 63 años de edad, de la comisaría de Chumbek, en Sudzal, quien relató cómo ha dedicado más de la mitad de su vida a ayudar y orientar a las embarazadas y recibir a sus hijos, ya sea en una hamaca, cama, bajo el agua o en el piso. En total, platicó que ha traído a más de 500 bebés al mundo, a quienes les da seguimiento en sus primeras semanas de vida. También, asiste a personal médico en algunos hospitales privados, por petición propia de la madre.

En 2014, obtuvo una beca por parte de la fundación Semillas para ser líder partera y capacitar a otras mujeres, lo que ha permitido integrar a más aliadas de su comunidad en esta práctica, al igual que a todas sus hijas, nietas y nueras. Por otro lado, participa en el desarrollo de la medicina tradicional a través de su experiencia herbolaria.

Actualmente, con este proyecto se gestiona la certificación y reconocimiento de ellas y demás practicantes de este oficio, además de prever que asistan los nacimientos con higiene y equipo básico. Así, se prevé la procuración y conservación de la cultura, como una actividad ancestral en medicina maya y masajes, comúnmente llamados “sobadas”.

Las parteras son un referente en sus comunidades y son grandes aliadas de las instancias públicas de salud para contribuir en la disminución de la morbi-mortalidad materna y perinatal, con un enfoque de interculturalidad y respeto a los derechos de los pueblos indígenas.

Por ejemplo, tras la pandemia, en Chumbek aumentó en un 600 por ciento los alumbramientos en casa, en virtud de lo cual, ellas merecen un gran reconocimiento como parte fundamental en el cuidado del manejo de la salud, para ayudar a las mamás tanto de comunidades rurales como urbanas.

Es por ello que, desde 2014, los Servicios de Salud de Yucatán (SSY) a través de la Jurisdicción Sanitaria número 1, han estado fortaleciendo el trabajo de las parteras mediante la asesoría, supervisión y capacitación en temas relacionados con la salud materna y perinatal, lo cual se alinea con el presente proyecto, impulsado por la APBPY.

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