[vc_row][vc_column][vc_column_text]Las escalinatas de Hospital Agustín O’Horán, normalmente repletas al mediodía de personas sentadas y que suben y bajan, hoy están casi vacías. Porque aunque es 25 de diciembre y acuden normalmente al nosocomio personas que sufrieron accidentes de pirotecnia, entre otros propios de las fiestas decembrinas, esta Navidad podemos decir que hay saldo blanco.
En las afueras del hospital está Flori, quien desde ayer labora en su puesto de seguridad. Ella nos cuenta que la Nochebuena fue muy tranquila, igual que la madrugada. Y el día transcurre, hoy, igual.
“Realmente fue una noche tranquila, no hubo quemados ni heridos. Sólo vimos ingresar a personas enfermas por el clima y, en su mayoría, fueron adultos mayores”, cuenta.
La mañana transcurrió igual y recién al mediodía se ve un poco más de movimiento. “Es que a la una comienza el horario de visita”, aclara Flori.
Y aunque el Hospital O’Horán no es el lugar que elegiríamos para pasar Navidad, después de la medianoche, “se armó la fiesta”, como nos cuenta la empleada de seguridad. “Como a la una de la madrugada comenzaron a llegar grupos cristianos con comida, refrescos, juguetes y cobertores para las personas que están en el hospital. Se armó realmente una verbena”, explica Flori y detalla que los grupos altruistas llegaron con arroz con leche, espaguetti, tortas de pavo, escabeche, dulces, galletas, café, refrescos, juguetes y cobertores. “Había comida en demasía y todos nos sentimos muy contentos con los festejos”, señala.
Mientras platicábamos con Flori, llegaron Diana y Joseph con tortas de jamón y queso y té helado para los pacientes del hospital y sus familiares. Ellos representan, junto a otras personas, a “Manantial de vida”, una agrupación cristiana.
Diana nos cuenta que vienen hace siete años y no sólo para las fiestas decembrinas, algunas veces se acercan durante los días de la semana. “Nos gusta ayudar a la gente porque muchas veces llegan por urgencias sin alimentos ni dinero y todos hemos pasado por alguna situación así, por eso los entendemos”, explica.
Para Joseph esta labor tiene una recompensa porque señala que la gente se alegra y toma muy bien la ayuda que recibe. “Sentimos que hacemos algo por nuestra sociedad y nuestra Mérida”, remarca.
Además de repartir alimentos y bebidas, los integrantes de Manantial de Vida cantan alabanzas y comparten la palabra de Dios. “Le pedimos a la gente que se acerque a Dios, siento que es lo que necesitan”, concluye Joseph.
Familia que ayuda
Darin vino con su esposo Ezequiel y su hijo Elienai, de cinco años. El chiquito los ayuda a repartir platos de espaguetis entre los presentes. Esta joven familia, integrante del grupo cristiano “Asamblea de Dios Ebenezer”, viene hace dos años a hacer esta labor altruista al hospital.
“¿Por qué no ayudar al prójimo? Todos pasamos en algún momento una situación en la que necesitamos que nos dieran una mano. Lo importante es brindarle amor al prójimo”, se pregunta y contesta Darin, mientras su hijito reparte platillos al grito de “¡Yo doy comida a todos!”.- CGO.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]