Se independizó y creó helado hasta para los hijos perrunos en Mérida

[vc_row][vc_column][vc_column_text]A Jonathan Cámara Arana no le gusta ir con la marea.

Este joven meridano de 31 años, egresado de la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación y músico (toca el bajo eléctrico), decidió tomarse al pie de la letra su principio de vida y después de viajar mucho por el país, se transformó en un artesano de helados pero con un plus: darle un giro de valor agregado a los sabores tradicionales y de siempre de su tierra, Yucatán.

Por eso creó “Míster Gelato”, una empresa de helados naturales que incursiona día a día en sabores como mazapán, marquesita, vino tinto con frutos rojos, queso con zarzamora, naranja agria con arándanos, naranja dulce, mango con tajín, vainilla con Chips Ahoy, queso de bola con Nutella, queso de bola con guayaba, melcocha, queso napolitano y pastel de zanahoria y entre otros. El apoyo de la gente es absoluto.

Todo comenzó hace más de dos años, cuando laboraba en una empresa de control de plagas que lo hacía viajar por todo el país: “En ese entonces ya tenía la espinita de hacer algo por el estilo, ya que siempre me gustaron los postres. En Guadalajara y Veracruz, cunas de los mejores helados y nieves del país, fui indagando pero en este rubro son muy celosos con sus secretos y mucha gente no te asesora”, explica Jonathan.

Sin embargo eso no lo frenó y comenzó a investigar en libros y en internet hasta que se animó a probar: “En agosto de 2016 renuncié a mi trabajo y me metí de lleno en la fabricación de helados. Fue prueba error hasta que aprendí. Entonces remodelé un motocarro para transformarlo en un carro de helados tipo estadounidense. Atrás tenía seis sabores, y me fui a vender a Caucel, cerca de la iglesia. La gente me ubicaba”, cuenta, entusiasmado.

De a poco se fue perfeccionando en el estilo y sumó otros sabores, sorbetes, helados de crema y gelatos (que llevan crema, leche y huevo).

La fabricación de helados es totalmente natural: “Los hago de manera tradicional, bato todo a mano en barrica de madera con un cilindro y combino el jugo de la fruta con agua, leche y otras ingredientes dependiendo de la receta y en diferentes cantidades”, explica Jonathan.

Y los clientes no se hicieron esperar en la respuesta positiva ya que, según cuenta Jonathan, disfrutan mucho la relación cantidad, precio y sabor.

“Además la atención es totalmente personalizada, soy el único en el local (en la calle 23 entre 42ª y 42, en Los Pinos) y ofrezco un tour de sabores. A todos los clientes les explico los ingredientes y hasta ofrezco helados sin lactosa”, detalla.

Jonathan sabe que ya tiene competencia pero no le hace mella: “Existen dos ramas de negocio de helados nuevas: una experimental que hace helados con sabor a papas gritas, cochinita o papadzules. La otra se vuelca más a sabores chocolatosos como Choco Roll o Paleta Payaso. Yo no estoy en ninguna de estas dos tendencias, no me interesa. Lo mío es aterrizar lo tradicional con nuevas experiencias”, remarca.

HELADOS PARA PERROS

Y por si fuera poco, este empresario inquieto ha incursionado en un nuevo negocio: helados para perros.

“La estética, boutique y veterinaria Humanimals me propuso incursionar en helados para perros. Así que me reuní con la gerenta Susana y acordamos recetas de acuerdo a lo que necesitan estas mascotas”, explica Jonathan.

Asesorado por veterinarios, inventó un helado canino sin lactosa ni azúcar, a base de plátano, coco y manzana y endulzados con el jugo de la misma fruta.

“Fue un éxito, actualmente se venden en Humanimals y se decoran con concretas”, concluye.

Cecilia García Olivieri.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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