Se fue unos días de su casa y al regresar ya se la habían invadido

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Una de las peores pesadillas que puede vivir un ser humano es que regrese a su hogar y que se lo hayan quitado, que ya no sea suyo, que –de golpe y porrazo- se quede en la calle… Y sin motivos.

Y Ángela Mukul, oriunda de Dzununcán, todavía no despierta de este mal sueño. Porque el jueves pasado, mientras estuvo ocho días realizando unos trámites en Campeche, recibió una llamada que le congeló la sangre. Era su sobrino desde Dzununcán y sonaba angustiado:
“Tía, se metieron en su casa y le sacaron todas sus cosas”, le dijo por teléfono.

Ángela regresó a Dzununcán y se encontró con lo peor: Por órdenes de la líder de la colonia Sugey Montalvo Yam, una pareja tomó el predio con casita donde vivía Ángela con su mamá de 74 años (y quien tampoco estaba presente al momento del desalojo). Sus cosas las tiraron a un costado del predio y la casita ya la derribaron para construir otra. Y la pesadilla continúa.

Ángela explicó que hace aproximadamente un año y medio compró el terreno ubicado como a media hora del centro de Dzununcán, en la calle 187 por 86 de una colonia sin nombre, liderada por Montalvo Yam. Ángela contó que pagó tres mil pesos por un terreno de 10 por 20 metros, donde había una casita precaria.

“Allí construí una casa con madera y hasta le hice columnas de concreto. Vivía ahí con mi mamá, las dos juntas”, relató Ángela.

Cuando confrontó a la líder Sugey Montalvo, de modo prepotente y altanero “esta mujer que se cree dueña de la colonia” -como dijo Ángela- le dijo que ella había dejado la casa y que por eso la habían desalojado y ahora viviría una pareja. Sugey es la que manda en la colonia y los vecinos, aunque no estén de acuerdo con ella, acatan sus órdenes, según remarcó la mujer desalojada.

“No la abandoné, yo sólo me ausenté ocho días y dejé todo en mi casa. Si la hubiese abandonado, estaría vacía y el terreno no estaba lleno de monte”, detalló Ángela, entre enojada y desesperada.

Ahora viven de la ayuda de su sobrino, quien les hizo un espacio en su patio y allí están Ángela y su mamá, con todas sus cosas amontonadas y bajo una lona que usan de techo.

“Fui a hacer la denuncia a la Fiscalía pero me dijeron que ahí no era. Ahora voy a ir al Instituto de Vivienda de Yucatán (IVEY) con los papeles que tengo del terreno que todavía está en proceso para que pase a mi nombre”, indicó Ángela.

También señaló que ayer fueron unos reporteros hasta el lugar pero que Sugey no los dejó entrar en la colonia. “No sé quién le dio autoridad a esta mujer para hacer lo que hace y nadie le puede poner un alto. Ella habla y la gente –esté de acuerdo o no- le hace caso”, concluyó Ángela.

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