[vc_row][vc_column][vc_column_text]Radar Político/Columna
Tardía, vacilante y sin efecto, así la fue la defensa que asumió el ex gobernador Rolando Zapata Bello ante las graves acusaciones contra su administración, en particular en el manejo financiero, donde el sucesor Mauricio Vila denunció un daño patrimonial por 533 millones de pesos, además de otras irregularidades como inexistencia de bienes reportados en el proceso de entrega-recepción.
Durante meses el ex mandatario guardó silencio. No habló ni siquiera cuando la actual administración expuso irregularidades financieras de mil 900 pesos.
En aquella ocasión fueron sus corifeos los que tomaron la palabra, pero no todos en el PRI estuvieron dispuestos a defender a ultranza al ex gobernador, como sí lo hizo Felipe Cervera, coordinador de la bancada rolandista en el Congreso local.
Se pretendió que diputados, tanto locales como federales, y los senadores firmaran y difundieran un documento al viejo estilo del PRI, donde confrontarían con posturas intransigentes la grave acusación lanzada desde el Gobierno estatal.
No todos los convidados aceptaron, no todos quisieron exponer su exiguo capital político por alguien que siendo gobernante los bloqueó y persiguió como si fueran oposición y no correligionarios del PRI.
Una vez más el grupo perdedor, es decir, los rolandistas tuvieron que replegarse y mantenerse al acecho de otra oportunidad, la cual llegó a principios de este año, cuando el PRI dio muestras de unidad y reconciliación en el registro de la planilla para el Consejo Político del tricolor.
Animado por ese reagrupamiento priista, Zapata Bello decidió romper el silencio y, a unas horas de que se presentaran las primeras denuncias ante organismos fiscalizadores, difundió un video donde aseguró que su administración fue honesta, responsable y transparente en el manejo de los recursos.
Pero de nuevo se quedó solo y, una vez consumadas las denuncias, incluso penales, solo un desconocido, el ex contralor Miguel Fernández Vargas, salió en defensa de los rolandistas.
Ninguno de los liderazgos que hace una semana se dieron la mano en la Casa del Pueblo habló. Rolando volvió a quedarse solo… ya no es el rey.
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