Robar calzones no es enfermedad, es una forma de autocomplacerse

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En los fraccionamientos Piedra de Agua y Paseos de Itzincab algunos vecinos dicen que no lo conocen, otros que “de algún lado lo tienen visto”. Sin embargo hay un grupo que rumorea que “esa cara conocida” es la del señor que vende pozole. Todos coinciden en algo: están molestos con él porque anda robando calzones colgados de las sogas.

El lunes 6 pasado una cámara de seguridad captó a un hombre de playera amarilla, pantalones de mezclilla y gorra que entraba a un predio sin barda y se robaba ropa interior que estaba en la soga secándose al sol.

Ya en 2015, Yucatán Ahora había publicado el caso de Alberto Simá Hu alias “Chanclas”, quien fue detenido por robar prendas femeninas en la colonia Mayapán.

Y no es que los yucatecos sean los únicos que tengan la idea fija de robar calzones. En otras partes del país y del mundo se replica esta conducta llamada “cleptofilia”, que es la gratificación erótica y sexual del robo de prendas íntimas.

Las personas como el hombre de playera amarilla que vemos en el vídeo de la cámara de seguridad, siente placer sexual ante el hecho del hurto de calzones ajenos y esta conducta está fuera de lo que social y culturalmente se acepta como normal. Los que padecen cleptofilia rara vez admiten su condición. Se considera a esta conducta “fuera de la norma” y pueda ser tratada de forma terapéutica.

Nancy Martínez es comunicóloga especialista en gestión y planificación de periodismo. Nacida en Ciudad de México y yucateca por adopción, hace más de cinco años escribe una columna periodística basada en estudios sobre sexualidad. También es tendencia en redes sociales con @aunquetepongas, donde comparte información y su trabajo periodístico.

Para la especialista, la cleptofilia no es una enfermedad. También la define como “parafilia”, que es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante del placer se encuentra en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos.

Doble excitación

“Es una conducta que produce excitación sexual pero las acciones que genera no siempre son aceptadas socialmente. Otro ejemplo sería el caso de las personas que se excitan cuando las defecan o vomitan. Aunque es una conducta que puede no ser aceptada, no significa que sea una enfermedad”, explica Nancy.

La especialista también aclara que no todos los que roban calzones pueden ser acosadores o violadores. Sin embargo todos los acosadores o violadores han robado alguna prenda íntima a modo de trofeo. “No necesariamente el ladrón de calzones tiene que ser un acosador, pero sí los acosadores o violadores empiezan con estas conductas, eso es un hecho”, afirma.

Para la creadora de @aunquetepongas, la parafilia no está ni bien ni mal, sin embargo no es aceptada socialmente. Y no todas las parafilias son delitos, pero en este caso sí.

“Al ladrón no sólo el calzón robado le produce excitación, sino también el robo en sí. A él le da morbo que lo que hurta sea una cosa íntima, privada, que no se exhibe en la calle porque está escondida bajo la ropa. Si a eso se aúna el tema del robo, penado socialmente, esto le generará al ladrón un problema social y familiar cuando lo cachen. Ese será el momento de entrar a una terapia con un sexólogo”, concluye la especialista.- Cecilia García Olivieri.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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