¿Quién le ponía el cascabel al Carnaval?

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por: René Duperón

Hace cinco años, un alcalde meridano tomó una decisión que no dudamos en catalogar como de estado, la cual cambió de rumbo el Carnaval de Mérida, aunque más bien fue derrotero, al sacarlo de Paseo de Montejo y las principales calles del centro de la ciudad, para llevarlo al recinto ferial de Xmatkuil, que desde 2014 se convierte por estas fechas en Plaza Carnaval.

Ningún presidente municipal se había atrevido a tomar la decisión ante una demanda creciente. Desde fines del siglo pasado se venía manejando la posibilidad de un golpe de timón en el Carnaval meridano.

La ciudad cada vez crecía más y los problemas se hacían más complejos. Ya no era lo mismo partir en dos cada año una ciudad que ya supera el millón de habitantes en su zona metropolitana.

La economía cada vez es desarrollada, lo mismo que las actividades de la gente. Ya está en el recuerdo idílico aquella ciudad que se daba el lujo de bajar la cortina de dos a cinco de la tarde para dormir la siesta, o simplemente acostarse en la hamaca para patear la pared después de la comida.

Ante los clamores cada vez más fuertes de que ya era más perjudicial que beneficioso tener el Carnaval en el centro de la ciudad, muchas consultas ciudadanas se hicieron, pero ninguna se atrevió a dar el siguiente paso.

Renán Barrera lo hizo. Y aunque sabía que el experimento podía fallar y arruinar su carrera política, hoy Plaza Carnaval es una realidad, con aciertos y errores, pero con la certeza de que el Carnaval ya no es motivo de perjuicio para ningún meridano que no quiera participar en la fiesta.

El que es bullanguero y pachangero, irá hasta la Luna si es posible por encontrar fiesta, pero el que no mamó la tradición del Carnaval, como ocurre con muchas personas que han llegado a residir a Yucatán, podrá decidir si participa o no. Bienvenida la inclusión y el entendimiento.

Para finalizar, ya nadie duda que el Carnaval pueda volver a Montejo, porque Xmatkuil ya lo adoptó, pero siempre hay cosas que se pueden mejorar. La fiesta del Carnaval está más viva que nunca, por eso hay que tomar siempre las mejores decisiones. Vox populi, vox dei, traducido del latín al español: la voz del pueblo es la voz de Dios… y el pueblo nunca se equivoca.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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