[vc_row][vc_column][vc_column_text]Como si vivieran una pesadilla que no termina nunca, Sonia Sánchez Meza nunca pensó que este mal sueño podía hacerse realidad.
Desde hace casi un año ni ella ni su hijo Mauricio Sánchez Meza pueden ver a su nieta, que el 31 de enero cumple tres años. Luego de que Mauricio se separó de su mujer, en octubre de 2016, todo se tornó cada vez más oscuro y complicado y hay hasta amenazas de muerte en su contra.
“Mi hijo y yo somos enfermeros, gente de bien, nunca pensamos que íbamos a vivir esto”, cuenta angustiada. La lentitud y burocracia de la justicia para darles respuestas y las amenazas de muerte que les hizo el ex suegro de Mauricio llenan el camino de piedras, pero aseguran que no se darán por vencidos.
“Estamos amenazados de muerte mi hijo y yo por el ex suegro de él, Rigogerto Paz Cen, ex funcionario del gobierno y que ahora se dedica a la venta de terrenos. Él siempre dijo que era compadre de Jorge Carlos Ramírez Marín y su hija, mi ex nuera, siempre lo decía: “Sí, mi papá es el compadre de él”. Creemos que la justicia los protege, por eso hay denuncias falsas y todo se tarda tanto tiempo”, explica Sonia y asegura que no se darán por vencidos, aunque tengan que pagar con la propia vida.
Cuando Mauricio y la joven se separaron, ella interpuso una denuncia de violencia doméstica en contra de su pareja en la Agencia N° 35 y Sonia asegura que todo lo que declaró su ex nuera (que era golpeada, encerrada y maltratada durante el embarazo) no es cierto, y Sonia asegura que tampoco tuvo seguimiento porque ninguno de los hechos que manifestó la supuesta víctima pudieron ser probados.
Su ex nuera se fue con la niña y en los primeros tiempos luego de la separación, tanto ella como su hijo Mauricio, podían ver a la nené. “Cuando vino la demanda familiar, nos exigían el 40% de la manutención y mi hijo no aceptó. Llegamos a un acuerdo del 30% y un régimen de convivencia. A él le descuentan el 30% del sueldo para la manutención pero no respetaron el régimen de visitas y no podemos ver a la niña”, señala Sonia.
Lo acordado fue lo siguiente: que los primeros tres meses luego de la demanda familiar, Mauricio y la niña se pudieran ver en el Centro de Convivencia Familiar de Yucatán (Cecofay), de 10 am a 12 pm porque la niña era pequeña para estar tantas horas en un lugar de este tipo. Solo la llevaron dos veces y nunca más el papá y la abuela pudieron verla otra vez.
Al poco tiempo de esta ausencia, la ex pareja interpuso otra demanda, en este caso penal, de abuso sexual de Mauricio a su hija. “Nos citaron en la Fiscalía y en el resumen que emitió la psicóloga forense que vio a la niña consideró que no existe indicio de daño sexual. Citaron a mi hijo y ahora estamos en proceso para que ratifiquen todo. Todo es muy lento, tardan entre tres y cuatro meses en volverte a llamar, pero estamos tranquilos por ese lado porque sabemos que son denuncias falsas”, explica Sonia.
La abuela también detalla que pidieron informes al Cecofay de que no se registraron los regímenes de visitas, aunque se paga la manutención. Ahora esperan que esos informes sean canalizados al juzgado familiar.
Si el régimen de visitas se hubiera cumplido, luego de tres meses en el Cecofay, Mauricio debía pasar a otra instancia de visitas, en la que retiraba a la niña del Cecofay los viernes y la devolvía los domingos. Nada de esto se cumplió. El viernes próximo empezaría otra instancia de visitas, en la que Mauricio debería pasar a buscar a su hija por la casa de su ex mujer y devolverla el domingo. Están a la espera de la resolución de la jueza Selene Guadalupe López Pacheco.
“Soy una madre soltera, sé lo que vivió mi hijo sin papá y él tampoco quiere eso para su hija. Mi nieta es una niña amorosa y feliz y creo que nos ha de extrañar, teníamos una muy linda convivencia. Cuando Mauricio la traía, la niña no se quería ir, creemos que tienen miedo que cuando ella sea grande quiera vivir con nosotros”, dice Sonia.
Sobre su ex nuera no tiene palabras hostiles. “Ella estudiaba y estudia Mercadotecnia y yo cuidaba a la niña unas horas por las tardes. Se la devolvía bañadita y comidita. No es una mala persona, creo que se ha dejado llevar por lo que le dicen los licenciados y su familia. Su mamá, en cambio, sí odia a mi hijo, siempre dijo que era un muerto de hambre. Tenía expectativas más altas para su hija”, asegura Sonia.
Por ahora a Sonia y a su hijo Mauricio sólo les queda esperar. “Esperamos la resolución de la jueza sobre la convivencia a partir del viernes que viene y también ver qué va a determinar sobre el informe de la Cecofay. La pensión se da como siempre cada quincena. Esperamos que el sistema deje de ser lento, burocrático e injusto, basado en denuncias falsas para que se puedan determinar las restricciones y poder ver a la niña”, augura Sonia.
Junto con su hijo pertenecen a la asociación Lazos Protectores del Sureste, que lucha por la alienación parental (trastorno en el cual uno de los padres transforma la conciencia de sus hijos para impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor), y que ayer se manifestaron frente al Tribunal Superior de Justicia por no tener una justicia familiar pronta y expedita.
La manifestación se realizó en el marco de la conferencia “La Constitución de Yucatán de 1918” que impartió el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Luis María Aguilar Morales. El teléfono de Lazos Protectores del Sureste es 9991 95 6523.
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