Nuevo y revelador descubrimiento arqueológico en Yucatán

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Oculto entre la selva baja caducifolia fue hallado un nuevo sitio arqueológico, cuya importancia radicó en el intercambio comercial, cultural y socioeconómico con otras urbes del país y Centroamérica.

Aunque se desconoce el nombre original del sitio, por lo pronto fue denominado Otoch Ch’uupaal (La casa de la mujer joven), en alusión a la sonaja de cerámica encontrada en el lugar, la cual tiene cerca de mil años de antigüedad.

La especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, Beatriz Quintal Suaste, destacó la importancia del hallazgo registrado al norte de Baca, específicamente, a seis kilómetros de la costa yucateca, lo que demuestra el esplendor de la cultura maya.

Comentó que durante el trabajo de campo efectuado no se halló elementos que pudieran revelar el nombre del lugar, pero se halló una sonaja de cerámica datada para el Clásico Tardío (600-1100 dC), de unos 15 centímetros de largo, el cual fue un instrumento ceremonial.

El estilo -continuó- es parecido al de Jonuta, Tabasco, sólo que el material con el cual fue hecho es propio de la región, lo que representa un intercambio cultural.

Mencionó que la antigüedad, con base a los elementos hallados en el lugar, sería de unos 10 siglos.

En Xkambó, sitio arqueológico costero, también se halló un instrumento parecido, también hecho con material de la región, añadió al sustentar durante la conferencia “Nuevos hallazgos en el sitio arqueológico de Baca y su relación con asentamientos prehispánicos de la región”.

Abundó que resultado del Proyecto Arqueológico Eólico del Mayab, hasta el momento ya se hallaron 324 estructuras arqueológicas de diversas formas y tamaños, además de basamentos habitacionales con muros de arquitectura megalítica, así como metates de piedra caliza, pozos para el abastecimiento de agua, sacbés (caminos sagrados) internos y cenotes.

Aclaró que también se obtuvieron manos de metate, fragmentos y puntas de sílex, navajillas de obsidiana, restos malacológicos (conchas de caracoles) con huellas de trabajo y material histórico como loza, vidrio y metal.

También aparecieron pendientes de caracol de la especie Oliva reticularis, los cuales presentaron perforaciones cónicas, similar a los reportados en sitios del Norte de Yucatán, como Dzibilchaltún, Aké y Ek’Balam.

Al participar en el Quinto Simposio de Cultura Maya, reveló que todas estas estructuras están en una zona en la que no había registro arqueológico alguno, por lo que “se trata de un nuevo sitio y de notable importancia”.

Estableció que “es un sitio importante por su tamaño, características y elementos culturales, además que tiene una antigüedad de hasta dos mil 300 años, el cual tuvo una ocupación continua que va del Preclásico (300 aC) hasta el Clásico Tardío, cuando aparecen importantes núcleos habitacionales”.

 

“Es justo para el período Clásico Tardío cuando se inician una serie de cambios de gran importancia en la Tierras Bajas del Norte (en la Península de Yucatán), cuyos grandes centros fueron más abiertos a la llegada de nuevas ideas, a la aceptación de nuevos grupos y a la apertura de sus rutas comerciales”, subrayó.

Ejemplificó el caso de Dzibilchaltún, sitio que presentó un desarrollo exponencial en dicho período, por lo que se convirtió en una de las comunidades más importantes de la región, como centro controlador de la producción de sal, acumulando un gran poder político y económico.

“Interpretando los resultados obtenidos en los salvamentos arqueológicos, se planteó que Baca y otros sitios arqueológicos cercanos, como Tixcuncheil y Mocochá fueron, en los primeros momentos de su desarrollo, poblaciones independientes, acotó.

Posteriormente, en el Clásico Tardío, estuvieron sujetos a las actividades económicas y políticas de sitios mayores en le región noroeste de Yucatán, como Ucí, Aké, Thó y Dzibilchaltún.

En torno a la importancia del lugar, agregó que el hecho de contar con dos estructuras principales conectadas con un sacbé así como una estructura finamente estucada, indica que en la urbe se  asentó un gobernante, que de cierta forma tuvo autonomía del resto de los sitios  mayores.

Incluso, al tener cerca las tres fuentes de abastecimiento de agua más cercanas se demuestra que controló dicho territorio.

En contra parte, dentro del mismo núcleo se encontraron basamentos exclusivamente habitacionales, con construcciones superiores de materiales perecederos y concentraciones de metates para el procesamiento de alimento, lo que revela la diferenciación social y la desigualdad de actividades, diferenciando claramente a un grupo dominante.

Finalmente, resaltó la importancia de contemplas los trabajos de rescate y salvamentos como proyectos de investigación con objetivos comunes, para que en su conjunto se entienda no sólo pequeñas zonas de estudio, sino regiones de interacción, tal como sucedió en tiempos prehispánicos.

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