Medios capitalinos destacan que en Iztapalapa la fe ‘soporta hasta 30 grados’

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Medios capitalinos destacaron que un intenso calor acompañó este jueves el inicio de la representación del vía crucis viviente en Iztapalapa, alcaldía de la Ciudad de México.

Incluso agencias como Notimex titularon que “La fe en Iztapalapa lo soporta todo… hasta 30 grados de temperatura”.

Para los capitalinos puede ser, en efecto un calor extremo, sin embargo para quienes viven en la zona sureste, en particular la Península de Yucatán, 30 grados puede ser incluso una temperatura agradable, como las que prevalecen cuando está afectando un frente frío.

En estos días en los que el termómetro amenaza con llegar a 40 grados o más, escuchar 29-30 grados “de calor extremo” en zonas del centro del país puede sonar algo “exagerado”, pero veamos el lado opuesto.

Por ejemplo, en cuestión de bajas temperaturas, en Yucatán basta con que el termómetro descienda a menos de 20 grados y para nosotros ya es frío, incluso “heladez” si son 15 grados.

A continuación, la crónica de Notimex sobre el calor durante la Pasión de Cristo en Iztapalapa:

Con todo y el inmenso calor, de aproximadamente 30 grados centígrados, Jesús de Iztapalapa, sus apóstoles, nazarenos y todo un séquito de creyentes recorrieron este Jueves Santo los ocho barrios de la alcaldía.

Las calles de la demarcación más poblada de la Ciudad de México lucen en algunos tramos abarrotadas de gente que permaneció en silencio ante el paso del contingente.

Algunos niños preguntaban sorprendidos si ya iba a pasar Jesús como si fuera el de a deveras; este año es interpretado por Antonio Reyes, de 23 años, quien estudia en el Instituto Politécnico Nacional el séptimo año de la carrera de geofísica.

Juan apenas puede caminar, viene todavía contento, las consecuencias de la cruda se le evidencian en unos labios partidos y un fuerte olor a alcohol, con la lengua enrevesada apenas alcanzó a responder que él solo viene a ver al ángel, al parecer es un conocido suyo, refiere.

Sin importar que el Sol le haga estragos a la cruda, señala que desde el lunes está de fiesta, por su barrio, por la representación de la Pasión y Muerte de Cristo y “porque sí”, explicó con una sonora carcajada; para enfrentar estos días de Ley Seca en la demarcación, Juan, todo previsor, compró mucha cerveza en los días previos.

Frentes perladas de sudor

Los integrantes del colectivo de las fanfarrias, que son unos 49 jóvenes, que van hasta adelante del recorrido por los ocho barrios, han practicado para este día desde el mes de diciembre, vienen ataviados con trajes de romanos consistentes en una pechera plástica que les acentúa más el calor y ropajes blancos, en cada parada y con la frente perlada de sudor, algunos se soban con discreción las ampollas provocadas por las nuevas sandalias de cuero.

En algunas partes del recorrido, hombres, mujeres y niños ofrecían a los integrantes de la representación agua fresca embotellada, aunque también en bolsas plásticas con un nudo, así como naranjas recién cortadas.

Con velocidad y mientras ofrecía fruta a gritos, Alicia, una de las mujeres que reparte las naranjas, explicó que esta vez cortaron por la mitad unos 90 kilos de fruta para ofrecer a los nazarenos, pero también a cualquiera que tenga sed, ella reparte hidratación solo porque ayudar a los demás, es también una manera de agradecer las bendiciones de “Diosito”, refirió mientras seguía con su faena.

Poco después de las 17:00 horas y después de recorrer los barrios de San Lucas, San Pablo, San Pedro, San José, Asunción, Santa Bárbara, San Ignacio y San Miguel, el contingente arribó a la Iglesia del Señor de la Cuevita para solicitar al santo patrono su bendición para llevar a buen término la Representación.

Cómo comenzó la Pasión

Este templo fue el que vio por primera vez a los iztapalapenses de esos días celebrar la Pasión y Muerte de Cristo, quienes en 1833, ante una epidemia de cólera que azotó al pueblo, decidieron hacer una procesión a ese recinto para pedir por la salud de sus habitantes.

Si cesaban los muertos por la epidemia, los habitantes prometieron que realizarían la procesión cada año, la primera vez, en que la llevaron a cabo de manera normal, en 1843, los representantes eran las esculturas de dos parroquias de la demarcación, luego fueron niños y a 176 años de aquello, ya son en total poco más de cinco mil personas las que participan en la representación.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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