Los Reyes de Oriente: mezcla de fe, ciencia, historia y tradición

MÉRIDA, 5 de enero de 2020.- La veneración a los Tres Reyes Magos del Oriente aumenta en la Península de Yucatán con las miles de personas que desde mediados de diciembre arriban a Tizimín para agradecer los milagros o pedir su ayuda ante cualquier suceso.

Incluso, el 6 de enero es una de las tres fechas del año con mayor arribo de turismo religioso y la tradición aumenta en los hogares con la Rosca de Reyes, además de los centros laborales y en las escuelas, etcétera.

De acuerdo con la Arquidiócesis de Yucatán, “son numerosos los milagros existentes en la Península gracias a los Patronos de Tizimín”.

El arzobispo Gustavo Rodríguez Vega comentó que Tizimín es una de las cuatro ciudades del mundo donde se venera a los Reyes Magos, y el único sitio en donde se les considera Santos, por lo que destaca ante la devoción que los yucatecos tienen hacia Melchor, Gaspar y Baltazar.

Para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) – Yucatán, son numerosos los fenómenos que se registran en torno al trío de deidades, cuya aparición data del período colonial, aunque se habla de una influencia precolombina.

En Tizimín, la celebración religiosa es del 28 de diciembre al 16 de enero, consistente en el descenso de las imágenes de los Reyes, para su procesión y misas, principalmente.

Es el 6 de enero cuando más personas acuden a este municipio del Oriente, por lo que mañana lunes no será la excepción.

El especialista del INAH – Yucatán, Ángel Góngora Salas, expresó que la celebración de los Reyes Magos es la fiesta más grande que se realiza en Yucatán, después de la veneración de la Virgen de Guadalupe, así como a Nuestra Señora de Izamal, la reina de Yucatán, y las actividades correspondientes a Semana Santa.

“En la historia del nacimiento de Jesús se menciona a los Reyes Magos, los cuales eran del Oriente, y considerados como “justos”, al procurar siempre el bienestar de su pueblo, por lo que se les dio la gracia de conocer a un verdadero rey, y para ello fueron guiados por una estrella”, acotó.

El templo parroquial de Tizimín fue edificado en 1666 por los frailes franciscanos aunque se desconoce cuándo empezó la veneración a los Santos Tres Reyes Magos del Oriente.

Las imágenes del Melchor, Gaspar y Baltazar fueron talladas en madera, probablemente, procedente de Guatemala. Tienen pantaloncillos hasta las rodillas, de color obscuro, túnica, capa, botas de media caña y tocados con corona.

El orden en que se presentan no ha variado hasta nuestros días: de izquierda a derecha está Gaspar, Melchor y Baltazar.

Concepto de fe

Por su parte, el arzobispo emérito Emilio Carlos Berlie Belauzarán destacó que anualmente, “cuando voy a Tizimín, me sorprende ver colas kilométricas de personas que desean venerar a los Reyes Magos. Nunca había visto un santuario con una mayor veneración a los santos como lo son patronos de esta población”.

Los Santísimos Tres Reyes Magos, dijo, confirman la existencia de Jesús, pues son ellos quienes acuden a Belem, para constatar el nacimiento del Hijo de Dios, tras ardua búsqueda, guiados por una “estrella”.

Consideró la estrella de Belem como la muestra de la presencia de Cristo y la designó como “el símbolo y signo que Dios envió a los Tres Reyes Magos para encontrar a Cristo”.

“Dios la utilizó para señalar el nacimiento de su Hijo, y mostrar el camino donde él se encontraba”, comentó el prelado.

Cabe destacar que de los cuatro evangelios “firmados” por cuatro apóstoles que estuvieron con Jesús, sólo Marcos y Juan no hablan de la Natividad, y mucho menos, hacen referencia de estos tres personajes.

En el caso de Mateo, el Natalicio lo manifiesta en el capítulo 1, del versículo 18 al 25, mientras que los Magos, en el 2, del 1 al 12.

Lucas habla del anunciamiento del nacimiento de Juan Bautista y a la Anunciación de la Virgen María, de Cristo, en el capítulo 2, versículo 1 al 29, más no de los Magos.

De acuerdo con los relatos bíblicos contemplados en el Nuevo Testamento, cuando a los Reyes Magos se les perdió “la señal salvadora”, acudieron a Herodes para conocer lo que en realidad sucedía, y fue ahí donde se les informó que en Belem nacería el Salvador del Mundo, y que ése era el signo que lo anunciaba.

En el Evangelio de San Mateo, capítulo dos, versículo uno dice que “Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios del Oriente que se dedicaban a estudiar las estrellas”.

Mientras que en el versículo dos, señala que los “Reyes Magos”, “Y preguntaron ¿Dónde está el que ha nacido, Rey de los Judíos?, porque vimos salir su estrella de oriente y hemos venimos a adorarle”.

El documento bíblico señala en Mateo 2:9 “Y ellos, oyendo estos del rey, se pusieron a camino, y he aquí la estrella que vieron en el oriente los guió por delante hasta que, llegando, se detuvo en el lugar que estaba el niño”.

De acuerdo con La Biblia, Jesús nació en Belem, un pueblo de la región de Judea, en el territorio que era gobernado por Herodes, quien después de recibir a los “Reyes Magos” y dictar la realización del infanticidio, falleció en el año cuatro antes de nuestra era, por lo que el Mesías tuvo que nacer en aquella época, y por ende, antes de la muerte del magnicida.

Volviendo a Mateo: “Habiendo nacido Jesús en Belem de Judea, por los días de Herodes, he aquí unos magos (que) desde el Oriente que se presentaron en Jerusalén”.

Monseñor Berlie destacó el tesón de los Reyes Magos, virtud que recomendó a las personas para lograr sus objetivos y metas, así como para afianzar la fe hacia Dios.

“Eran estudiosos de las Sagradas Escrituras y de la astronomía, quienes decidieron salir de sus casas para seguir la estrella que anunciaba el natalicio de Cristo. Pese de su desaparición, ellos decidieron continuar su camino hasta llegar al punto exacto, en Belem”, subrayó.

Herodes y los sabios de esa época sabían del significado de la estrella, pero nunca tomaron la decisión de investigar.

Por ello, Melchor, Gaspar y Baltazar representan la decisión de buscar los ideales, de estudiar y no echarse para atrás hasta llegar a la meta, tal como ellos lo hicieron, con el tesón hasta encontrar a Jesús.

La estrella de Belén

El astrónomo yucateco, Eddie Ariel Salazar Gamboa, consideró a los Tres Reyes Magos como “científicos” de la época cuando la religión y astronomía estaba fusionada.

Comentó que la ciencia puede ayudar a rastrear ciertos eventos históricos significativos, mediante los conocimientos astronómicos, entre ellos el nacimiento y la crucifixión de Jesús de Nazaret.

La Biblia marca en su interior el fenómeno astronómico, que es la estrella de Belem, el cual bien se puede interpretar como un cometa, específicamente el Halley, una supernova y la conjunción de Júpiter y Venus.

El investigador del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) añadió que ante estas conjeturas, la estrella de Belem tiene un simbolismo religioso, histórico, cronológico y astronómico, principalmente. Por ello, bien se puede decir que Cristo no nació en el año I de nuestra era, sino en el VII aC, es decir, siete años antes de lo que se conoce popularmente.

En el año VII antes de nuestra era, de acuerdo con los anales chinos de la dinastía Han, en la primavera de ese año, en la constelación de Capricornio apareció de pronto “una gran estrella”, por lo que en aquel período, esta constelación de encontraba en el cenit de aquella nación, mientras que en el cielo de Belen, en el horizonte.

David Clark, ex director del Observatorio de Greenwinch, determinó que era una nova, la cual, tiene un brillo espectacular al tratarse de la muerte de la estrella, pero sólo dura algunos días.

Pero también, en aquel período se observó la conjunción entre Júpiter y Saturno con Piscis. Además, en el año 7 y 12 antes de nuestra era se registraron al menos veinte conjugaciones entre Venus, Júpiter y Marte.

Además, cabe tomar en cuenta el punto de vista histórico, pues Herodes murió 4 AC, (nació en el 73 AC), por lo que de esta manera, también se confirma que Jesús nació antes de nuestra Era.

Eso fue el nacimiento, pero en el caso de la muerte del Cristo Histórico, no queda duda que fue viernes tres de abril del 33 de nuestra era, que de acuerdo con la cronología de esa región corresponde al 14 nisan.

El calendario litúrgico cuenta la era de Cristo, pero se refiere a tiempos simbólicos o teológicos y no reales, pues la fecha real está en discusión, se sitúa entre los años 9 y 4 AC al 1 de la fecha oficial.

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