Los pobres del norte de Mérida, los olvidados entre los olvidados

MÉRIDA.- Por lo general cuando se habla del norte de Mérida se tiene la idea de que ahí habitan solo familias de clase media hacia arriba, pero la realidad es otra, pues hay zonas donde viven familias en pobreza y que, precisamente por estar en una zona no prioritaria de los programas sociales, terminan siempre olvidados.

Este es el caso de la familia que conforman Cendy Juventina Fernández Canul y su esposo Eduardo Antonio Ku Ayala, quienes viven con sus tres hijos en una humilde vivienda de la calle 18 entre 15 y 17 de Chuburná de Hidalgo.

La familia vive rodeada de “casas buenas” e incluso en la parte de atrás hay un club de canchas de tenis.

El esposo se dedica a la jardinería por las mañanas y buena parte de la tarde. Por las noches es vigilante privado.

Cendy es ama de casa y para ayudar a la economía familiar vende plantas en su domicilio.

Ella proviene de una familia muy pobre que sacó adelante una madre sola, pues desde que Cendy y sus hermanos eran muy pequeños su padre se desentendió de ellos. Su mamá tuvo que hacer de todo para sostener a cuatro hijos.

“Fuimos muy pobres, pasamos muchas necesidades, yo no tuve oportunidad de terminar mis estudios, solo llegué a secundaria”, indicó. “No había para más, yo veía los sacrificios que hacía mi mamá para mantenernos a mí y a mis hermanos”.

Por eso hoy Cendy lucha hombro a hombro con su esposo para que sus hijos no dejen de estudiar.

“No importa que todo el día tengamos que trabajar, es por ellos”, explicó. “Afortunadamente me han salido buenos para el estudio, sobre todo las niñas, una de ellas está siempre en el cuadro de honor”.

Su hijo Jesús Antonio Ku Fernández, el mayor, tiene 17 años y estudia en el Cbtis 120 de Chuburná.

“Él desde niño ayuda a su papá en la jardinería, le gusta hacerlo, pero no descuida sus estudios”, afirmó la orgullosa mamá. “Ya va a salir del Cbtis, y quería estudiar para abogado, pero por el tipo de bachillerato le dijeron que sería complicado, por eso ahora está pensando mejor estudiar de ingeniero en el Tecnológico (de Mérida)”.

El dinero que gana Jesús Antonio como jardinero lo emplea en material para sus estudios. Al carecer de computadora, tiene que ir a un ciber a hacer la tarea y también requiere impresiones que en el día a día llegan a ser muy costosas.

Su hermana menor Cendy Yessenia Ku Fernández, de 14 años, estudia en la Secundaria General 10 de Francisco de Montejo, donde va a cursar el tercer año.

Ella es la “cerebrito” de la familia. Desde la primaria figura en el cuadro de honor, es muy apegada a su estudios.

La hija menor, Yosselin Marián Ku Fernández, de 13 años, también estudia en la Secundaria 10, donde va a entrar a segundo año.

Ahora con el curso a distancia la familia está pensando cómo hacerle, pues solo tienen una televisión.

La familia carece de internet en su domicilio y por ahora no pueden ir a parques en línea, por las restricciones debido a la pandemia de Covid-19.

“La situación está difícil, ya lo hemos platicado con mi esposo y mis hijos… no sabemos cómo vamos a hacerlo con este curso en línea, pero lo que sí sabemos es que vamos a hacer hasta donde nos sea posible para que ellos no abandonen sus estudios”, aseguró Cendy.

¿Cómo es que le salieron sus hijos tan buenos en los estudios?, le preguntamos.

“Desde muy chicos les hemos dicho que lo único que su papá y yo les podemos dejar son los estudios, que es por su bien, que solo estudiando podrán superarse”, respondió.

“Yo no tuve oportunidad de estudiar, ni su papá, pero con ellos lucharemos hasta donde se pueda porque puedan salir adelante. Hasta mi esposo que antes tomaba, ya lo dejó porque se dio cuenta que ese dinero que gastaba le sirve a sus hijos, y sobre todo porque ve que lo aprovechan”.

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