Los camilleros, los héroes de la salud olvidados en la pandemia de Covid-19

MÉRIDA.- Son considerados los rudos en los hospitales, pues son quienes se encargan de trasladar pacientes de un lugar a otro dentro de los hospitales o subirlos a las ambulancias.

A veces se les ve como “chavos alocados” o un tanto despreocupados, pero también pueden ser sensibles al dolor o afección que presentan los pacientes, más ahora en estos tiempos de pandemia de Covid-19.

Casi nunca se les menciona cuando se habla de los héroes de la salud, pero están luchando codo a codo con médicos y enfermeros en las arduas batallas contra el coronavirus.

Hace unos días hicimos una publicación del camillero del IMSS Miguel Bernés Tovar, cuyos amigos nos hicieron llegar una imagen de él platicando con un paciente, y elogiaron la entrega de este joven en la lucha contra el Covid-19.

Yucatán Ahora buscó al camillero, quien nos platicó un poco más de la importante labor que realiza tanto en la UMAE del IMSS (T-1), donde tiene su plaza, y en el hospital Juárez, también del Seguro Social, donde hace horas extras. En ambos casos es en el área Covid-19.

“Los camilleros somos los que estamos más tiempo adentro en los hospitales, nuestro trabajo físico es bastante y ahora con el traje especial que tenemos que utilizar, es más desgastante”, señala Bernés, como le llaman sus jefes y amigos.

“Durante el turno no podemos quitarnos ni el traje, ni el cubrebocas ni las gafas especiales”, explica. “Yo termino con la ropa empapada de sudor”.

Pese a estas incomodidades y el temor a contagiarse de la pandemia, Miguel le pidió a sus jefas que lo dejaran en las áreas Covid-19 de los hospitales donde trabaja.

Una foto donde se ve a Miguel conversando con un paciente fue lo que motivó a sus amigos a compartir con Yucatán Ahora el noble esfuerzo que hace este camillero del IMSS, que no se limita solo a traslados de los enfermos.

“Siempre me pongo a conversar con los pacientes porque igual andan estresados y preocupados”, explica. “Ese día me quedé conversando con don Víctor, de 77 años, un gran señor… me quedé más de hora y media o más”.

“Me contó toda su vida y me dijo que en todos los turnos que ya había pasado nadie se había quedado a platicar con él… me agradeció mucho, me preguntó mi nombre y me invitó a su fiesta (de cumpleaños) el 14 de octubre y me paso su número de teléfono”.

Por la categoría de empleado que tiene, es de los camilleros que se quedan más tiempo en el área Covid-19.

“El desgaste físico es muy fuerte por el traje y por el cubrebocas que no te deja respirar, te mareas, hay compañeros se han salido antes de tiempo por el desgaste físico y han vomitado”, asegura. “Nosotros movilizamos a todos los pacientes del hospital y los llevamos a todos sus estudios para que se den de alta y nadie habla de nosotros”.

“Tenemos que empujar la camilla más las bombas de medicamentos y el tanque de oxígeno, y si es un paciente entubado, es más responsabilidad y con más equipos para llevar, como el ventilador”, afirma.

“Yo les pedí a mis jefas que me dejaran en esa área fijo, porque varios compañeros al principio no querían entrar por temor, y pedí que me dejaran ahí porque quería ayudar a todos los que se pueda”, señala “Me puse en los zapatos de los pacientes que tienen temor sobre lo que les pasará y necesitan escuchar voces que les den seguridad”.

Hasta ahora Miguel no se ha contagiado de coronavirus: “No me he contagiado pero sí tengo miedo, no por mí sino por mi mamá que es una persona grande de edad y temo contagiarla ella, pero entro con mucho gusto todos los días para poder ayudar a pocos o muchos, lo que se pueda”.

“Es muy bonito ayudar a los pacientes intento que se sientan tranquilos, que sientan seguridad. Les presto mi teléfono para que les llamen a sus familias y se sientan más en paz”.

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