[vc_row][vc_column][vc_column_text]De manera inexplicable, un juez federal liberó la tarde de este viernes a Fernando Méndez Angulo, uno de los sentenciados por el sonado homicidio de la prestamista Elda Zurita Azcorra y su hija Cynthia Sue Ricalde Zurita, quien era una destacada bailarina.
Una argucia legal permitió la salida de Méndez Angulo, cuyo abogados lograron su liberación porque, de acuerdo con el procedimiento judicial, debió contar con dos defensores y, en su momento, solo fue asistido por uno.
Inexplicablemente el juez determinó que esta omisión era razón suficiente para liberar al implicado en el sonado caso, que conmocionó a la sociedad meridana en agosto de 1999, por la brutalidad con la que fue cometido el doble crimen.
De acuerdo con lo que se averiguó, el sujeto solicitó amparo en el Tercer tribunal colegiado de circuito con residencia en San Andrés Cholula, Puebla, el cual dictaminó que se deje insubsistente las sentencias de primera y segunda instancia, absolviéndolo en una nueva sentencia.
La liberación de Méndez Angulo es la segunda en lo que va del año de involucrados en este caso, en el que también resultó gravemente lesionado el novio de la extinta bailarina, y al cual los homicidas dieron por muerto.
El primero que fue liberado, el pasado 10 de abril, fue el médico tabasqueño Moisés Méndez Mejenes, padre de Méndez Angulo y de otro de los involucrados (Manuel Méndez Angulo), así como abuelo de dos participantes más (Alejandro Méndez Hernández y Luis Fernando Méndez Acosta). Todos ellos sentenciados junto con el empleado de la familia José Manuel Jiménez Jiménez.
Méndez Mejenes, de 85 años, obtuvo el beneficio de la libertad condicional, toda vez que había cumplido el 70% de su condena de 25 años, además de que se tomó en cuenta su edad avanzada.
Méndez Angulo fue el último en ser capturado por este doble crimen, pues estuvo prófugo durate un tiempo.
Los involucrados tenían tratos con la señora Zurita Azcorra porque recurrían a ella frecuentemente para solicitar préstamos.
Quienes la conocieron decían que era implacable y no tenía miramientos para quedarse con propiedades, alhajas y otros bienes en caso de que no le pagaran.
Igual se mencionaba que en su domicilio tenía una caja fuerte donde guardaba fuertes cantidades de dinero, alhajas y las escrituras de los predios que se había agenciado, entre ellos algunos de la familia Méndez.
Molestos, planearon su asesinato y, de paso, se apoderarían de la preciada caja fuerte. Para ello la contactaron y le dijeron que iban a ir a hablar con ella para resolver unas cosas el domingo 22 de agosto de 1999.
Cuando llegaron a la cita pactada, la señora Zurita estaba sola, pues su hija había salido a pasear con su novio Alejandro Carlos Varela Baeza, y su esposo William Ricalde Gamboa había ido a comprar.
Luego de un intercambio de palabras, la atacaron y la torturaron para que confiese cuál era la combinación de la caja, pero la mujer no les reveló nada.
Al escuchar que alguien entró a la casa, la mataron. Los recién llegados eran la hija Cinthia Sue y su enamorado. Escondidos, los sorprendieron y los atacaron a martillazos y puñaladas.
Huyeron dejando en la vivienda sangrientas escenas, que fue lo que descubrió el señor Ricalde Gamboa cuando regresó.
El testigo clave del doble asesinato fue Varela Baeza, a quien dieron por muerto pero en realidad solo estaba gravemente herido.
Luego de recuperarse aportó datos que contribuyeron al esclarecimiento de este doble homicidio que incluso dio pie a una leyenda urbana, sobre supuestos espantos en la casa “de la Zurita”, como fue conocida popularmente.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
