Las páginas fal$a$ y su ‘Guerra $ucia’, el nuevo y jugoso negocio de las elecciones…

[vc_row][vc_column][vc_column_text]La Sensorial/Columna
Por: Tomás Martín

Si algo ha marcado diferencia al actual proceso con respecto a otros procesos electorales (y te hablo desde 1991, cuando por primera vez seguí de principio a fin una elección), es el protagonismo avasallador que han tomado las llamadas “campañas sucias” o de “guerra sucia” en las redes sociales, campañas que se difunden a través de páginas de dudosa procedencia que no tienen empacho en usar noticias falsas o acusaciones difamatorias.

Campañas negras que lanzan en las redes toneladas de caca y lodo que aplastaron y empañaron a lo largo de todo el proceso electoral cualquier catálogo de propuestas o ideas para que los votantes pudieran conocer los perfiles de quienes aspiran a gobernarnos.

Y es que desde antes de la llamada “precampaña”, cientos de páginas de Facebook empezaron a florecer al amparo de la falta de regulación y la promisoria rentabilidad económica que tendrían ya entrados en el proceso electoral.

Algunas son operadas por presuntos periodistas que de periodistas tienen lo que yo tengo de astronauta, porque abrir una página en redes sociales o portal para alabar a un partido y a atacar a otro, pues eso no es periodismo amigos (as).

Otras de plano operan sin nadie que dé la cara o se haga responsable de las mismas, y esas páginas en especial, sirvieron de plataforma para difundir auténticas campañas de odio, y denostación, en donde parecía de que lo que se trata una elección es de elegir al que es menos rata o corrupto, o al que tiene menos escándalos, “empresas fantasma”, terrenos de cientos de hectáreas, quien tiene más familiares en la nómina del gobierno, o quien fue el traidor de su partido.

Así ha sido desde el inicio del proceso, un día y el otro también, y las propuestas las ideas, pues para qué, esas no tienen cabida en este nuevo y jugoso negocio.

Desde esa nueva perspectiva de nuestra vida electoral, para qué demonios los electores quieren saber las propuestas de los aspirantes y sus perfiles, si de lo que se trata es de votar por el que sea menos rata y ojete porque al final, en ese espacio, todos los políticos son iguales.

Como les comentaba al principio, en esto de la “guerra sucia” no importa usar notas falsas, difamar e insultar incluso la capacidad intelectual de los votantes, y lo mejor de todo es que se paga con los recursos de las campañas, no le cuesta pues a los candidatos y patrocinadores, y mejor aún, sin pagar un peso de impuestos, sin rendir cuentas a nadie.

A mí, comunicador que paga impuestos y está en la economía formal, el Instituto Nacional Electoral me exige darme de alta en un padrón de proveedores para poder aspirar (y digo aspirar porque el darte de alta no te garantiza que los partidos te van a contratar y menos si eres un periodista independiente) a darle un servicio publicitario o de difusión a un partido o candidato.

Pero pues las páginas “fake” no tienen ese problema, al contrario son un auténtico mercado informal pagado con millonarios recursos públicos, porque nadie puede creer que éstas estas hayan crecido exponencialmente de la nada y que operan de manera gratuita; que solo difunden notas falsas y difamaciones porque sus operadores son bien cívicos y patriotas.

De tal modo, que el nuevo negocio de las campañas electorales, está muy lejos del padrón de proveedores del INE y de la economía formal, lo de ahora son las páginas falsas y si es con información dolosa y sin sustento, pues te pagan mucho mejor.

Y lo peor es que los medios formales electrónicos como la radio y la televisión, fueron sometidos a través de la última reforma electoral a transmitir de manera gratuita, millones de spots que limitan muchísimo sus espacios de comercialización, y por ende sus ganancias.

Eso se supone iba a generar un importante ahorro para los partidos políticos que este año recibieron a nivel nacional más de 2 mil millones de pesos extras para hacer sus campañas, pero pues ahora todo parece indicar que buena parte de ese dinero se gasta en el patrocinio de páginas falsas o clientelares.

A nivel local, los partidos políticos recibieron una bolsa de más de 117 millones 427 mil 595 pesos, gasto que muchas veces es rebasado y que por si fuera poco no siempre es debidamente comprobado por esos organismos políticos, pues las multas que reciben por no hacerlo son irrisorias y en todo caso, las pagan con prerrogativas que reciben también de recursos públicos, de nuestros recursos.

Lo más irónico, es que a pesar de la abrumadora cantidad de dinero que se ha utilizado para financiar a esa basura electoral, es que por lo menos en esta elección, a escasos días de la jornada, nadie puede cantar una victoria segura en las urnas y menos en el caso de la gubernatura, quizá la elección más importante de todas a nivel local.

Las encuestas falsas y no falsas hablan de márgenes muy cerrados entre uno y otro candidato a diferencia de la elección del 2012, cuando el hoy gobernador Rolando Zapata Bello siempre mantuvo una importante ventaja que se refrendó en las urnas con casi 100 mil votos más que su contrincante Joaquín Díaz Mena, quien en ese entonces fue postulado por el Partido Acción Nacional y que hoy compite por la coalición “Juntos Haremos Historia”, que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

De tal forma, que ni siquiera en este nuevo gran negocio de las “fake news” se puede garantizar la efectividad para abatir al adversario antes de la elección, pero eso parece no importarle a sus grandes patrocinadores para el gran beneplácito de sus operadores.

Hoy el negocio está ahí, donde el periodismo serio e independiente no tiene cabida, pues no sirve para el objetivo que es acabar con la reputación del adversario a cualquier costo posible, sin importar si lo que se difunde es cierto o falso, sin tener una sola prueba.

Ya no falta mucho para ver qué tan efectivas pueden ser estas campañas para manipular la intención del voto y lo cierto es que, aún sin poder medir una efectividad real, es muy probable que las “fake news”, así como sus promotores y patrocinadores sigan teniendo un papel protagónico en nuestra vida electoral, ahora sí que llegaron para quedarse.

Ante ello, lo único que queda para combatirlo por lo menos en este proceso, es el voto razonado e informado de la población, un voto que pueda romper con este nuevo negocio electoral y hacerlo poco rentable, o bien usar el botón de Facebook para denunciarlos y por lo menos entorpecer su labor de desinformación.

Quizá lo único bueno de esto, es que poco a poco las redes sociales empiezan a exhibir sus carencias y limitaciones como medios que realmente ofrezcan contenidos reales y útiles para informar a la población y eso haga que también poco a poco los comunicadores y medios formales empiecen a recuperar los espacios que perdieron con el “boom” de la digitalización y junto con la audiencia y lectores, recuperen también a los anunciantes y se genere de nuevo un circulo virtuoso que permita crear más y nuevos empleos formales en los medios de comunicación que sí pagan impuestos y rinden cuentas al INE. Ojalá que así sea y tu lector, no dejes de votar, no dejes que otros y su “guerra sucia” decidan por ti.

Se aceptan comentarios, sugerencias, réplicas y hasta donativos si gustan sus mercedes… Hasta la próxima…[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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