Las alertas que ‘nadie vio’ en la tragedia de Residencial Pensiones

MÉRIDA.- Casos como la doble tragedia registrada la tarde del pasado jueves en Residencial Pensiones IV etapa, donde un joven mató a su novia y luego se suicidó, demuestran que el agresor padecía de un trastorno de límite de la personalidad que no fue tratado a tiempo, y el cual afecta a muchas más personas de las que creemos, consideró el encargado del Instituto Interdisciplinario de Psicología Jurídica, Paulino Dzib Aguilar.

“El trastorno límite de la personalidad es un problema de la salud mental que impacta la forma en que piensas y sientes acerca de ti mismo y de los demás, y genera diversas anomalías en las emociones y el comportamiento de la persona, etcétera”, agregó el especialista la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

Lamentablemente, advirtió, las consecuencias este tipo de trastornos no son nuevas en el Estado y recordó un caso similar que ocurrió el año pasado en Celestún y otro registrado hace poco más de una década. En ambos casos los hombres mataron a sus mujeres porque iban a dejarlos y luego se suicidaron.

Comentó que entre los rasgos más comunes están los caracteres límites de la personalidad, cuya forma de pensar establece: “aunque me duela no puedes vivir sin mí, ni yo sin ti”.

Dzib Aguilar destacó que son dos los rasgos de los maltratadores, en primer lugar “el acumular tanto coraje hasta que la persona estalla”, y en segundo término está la dependencia, “pues el sujeto depende notablemente de la otra persona” y es tanto su temor a perderla que prefiere matar y morir.

El caso de Residencial Pensiones IV, como informamos ocurrió en un domicilio de la calle 11-A entre 62 y 64, donde José Enrique N.H., de 27 años, mató a balazos a su Fernanda G.M., y luego se suicidó con la misma arma, un revólver que fue hallado cerca del cadáver del agresor.

Dzib Aguilar comentó que este tipo de conductas no son nuevas, y de acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), el caso más reciente ocurrió el 24 de mayo de 2019, cuando Juan Pablo Chacón Ávila, de 37 años, se mató de un balazo con una escopeta calibre 16, luego de asesinar a su esposa, Anabel Chan Canul, de 35 años, en el interior del predio ubicado en la calle 2 entre 13 y 15 de la colonia Felipe Carrillo, en Celestún.

José Enrique era considerado un buen muchacho, buen amigo, un “amor de persona”, como lo catalogaron sus amigos.

Sus vecinos tenían la misma opinión de él y se sorprendieron al enterarse que había matado de un balazo a su novia y más que luego él se mató con el mismo revólver.

Sin embargo, surgieron otras versiones sobre la personalidad del joven, conocido popularmente como Kike. Según comentaron, Fernanda no era la primera novia a la que había amenazado de muerte si lo dejaba, tras lo cual él se suicidaría.

Las amigas de Fernanda y otras mujeres lo catalogaron como un cobarde, charlatán, estafador y ratero.

“Enrique no sólo es un charlatán, estafador y ratero, también es un feminicida”, se puede leer en un escrito que hicieron circular mujeres meridanas, entre ellas amigas y conocidas de la joven asesinada.

“Enrique arruinó la vida de Fer, la agredía, la manipulaba y la intimidaba, la controlaba, le hizo pasar momentos de estrés, y ya que la destruyó, la asesinó”.

Comparte
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Notas recientes.

Síguenos

Yucatán Ahora 2024