La soledad y la necesidad económica llevan a los abuelos a convertirse en ‘cerillos’

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En el estado es común ver en los supermercados a los conocidos “cerillitos” o empacadores, que se encargan de organizar las compras en las bolsas de la tienda.

En su mayoría, son personas de la tercera edad, que ya sea por necesidades económicas, no quedarse solos en casa o sentirse útiles, se encargan de realizar esta labor.

Debido a que son personas mayores, sus horarios son de medio tiempo, entre cuatro y seis horas, no tienen un sueldo fijo y sus ganancias van de acuerdo con las propinas que les da la gente.

La mayoría de estos adultos mayores tienen necesidades económicas y a pesar de la edad, continúan trabajando para poder sostener su día a día.

Otras personas se incorporan a esta labor por el aburrimiento de quedarse solas en casa, y con la finalidad de sentirse útil en otro aspecto.

Sin embargo, al ser un trabajo voluntario, las personas que se dedican a esto no tienen los servicios o prestaciones que percibe un empleado formal, presentando desventajas ante hechos que afecten su salud, como el reciente caso del abuelito fallecido en un Súper Aki de Pacabtún.

A pesar de estas desventajas, las personas de la tercera edad deciden trabajar, sabiendo que no cuentan con un sueldo fijo ni con un contrato formal, que los mantenga con los servicios que un empleado de nómina percibe.

La soledad de los abuelos

El psicólogo Antonio Alonzo Ruiz, de Crehas Formación y Crecimiento, recuerda que una de las enfermedades más terribles es la soledad, por lo que personas mayores deciden ocupar sus tiempos en algo que los mantenga entretenidos o estar acompañados de alguien para no quedarse solos y sufrir el síndrome de la inmovilidad.

Hoy en día, el perfil de los adultos mayores ha cambiado, pues hasta hace algunos años, las personas mayores de 60 años no entraban en un perfil funcional, sin embargo, en el presente muchas personas mayores deciden continuar con alguna actividad que los mantenga activos, como el caso de los cerillitos.

Por una parte, que las personas mayores trabajen resulta de beneficio para su persona, siempre y cuando se mantengan en una condición física y mental que les permita seguir con un perfil funcional, pero se vive con esa incertidumbre que los “cerillos” presentan al estar propensos a situaciones que son ajenas a su lugar de labores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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