La modernidad acarrea una torre de problemas a vecinos de villas del sol

**Pérdida de la privacidad, pero sobre todo de la tranquilidad, los cimientos de conflictos sociales más graves que dejará una torre de departamentos que construye Inmobilia junto a casas habitación

MÉRIDA.- De unos meses a la fecha, a Santiago Arcila le han arrebatado el bien más preciado que puede tener un meridano: la tranquilidad en su propio hogar, la cual le ha sido robada con la construcción de una torre de apartamentos junto a la casa que ha ocupado su familia durante más de 30 años en el fraccionamiento Villas del Sol, en el norte de la ciudad.

Edificado por la empresa Inmobilia, los problemas comenzaron desde los primeros cimientos del complejo de departamentos, pues las excavaciones generaron vibraciones que cuartearon una pared en la vivienda del señor Arcila, ubicada en la calle 11 entre 6 y 8 del citado fraccionamiento, que durante años fue un oasis al norte de la ciudad.

Conforme aumentaron los pisos de la torre, los problemas se fueron acrecentando, pues durante el colado de una de las estructuras una manguera de la maquinaria se zafó y salpicó de mezcla de concreto el techo de la vivienda del agraviado.

A todas horas los ocupantes de la casa se sienten observados por los albañiles que trabajan en la torre. Las mujeres de la casa se sienten incómodas, incluso cuando están en la cochera para abordar o descender de sus vehículos.

Salir a la terraza ni pensarlo porque las miradas de los trabajadores están todo el tiempo sobre ellas, y aunque hasta ahora no les han faltado al respetro, el riesgo está latente.

La seguridad es otro problema, pues los albañiles y otras personas que los supervisan observan todo el tiempo cuando entran y salen los ocupantes de la casa. Ya conocen sus horarios y el riesgo de un robo u otro delito es también latente.

Por si fuera poco, las ventanas de varios de los departamentos en construcción apuntan hacia la vivienda del señor Arcila, quien ha hablado con los responsables de la constructora sobre este y otros problemas ocasionados por la obra, pero no se ha resuelto nada.

En total serán 72 departamentos y por lo menos una veintena tendrá sus enormes ventanales “mirando” hacia la casa del agraviado. Incluso uno de esos ventanales dista apenas unos centímetros del techo de la casa, por lo cual los futuros ocupantes de un brinco podrían estar en la vivienda.

Y esto no es solo una suposición del señor Arcila, pues los albañiles han tenido el atrevimiento de pararse en el techo de la casa.

“A veces estamos en la casa y escuchamos pasos, pero cuando ven que sale alguien, los albañiles rápidamente se pasan a la obra”, deplora el denunciante, quien ha visto perder su tranquilidad en un abrir y cerrar de ojos.

“Si esto es la modernidad, definitivamente no la queremos”, señala. “Hasta donde tengo conocimiento, el reglamento de construcción en Mérida prohíbe que las ventanas de alguna construcción contigua a una casa habitación apunten hacia la propiedad, pues esto representa una invasión a la privacidad”.

“No sé qué tan poderosa sea esta constructora Inmobilia que el Ayuntamiento de Mérida le autorizó esta obra, pues mi casa no es la única que perderá la privacidad con esta torre de departamentos, pues todo el tiempo quienes ocupen los departamentos nos estarán ‘socheando’ desde sus ventanas y balcones”, agrega.

De acuerdo con información de internet, Inmobilia es encabezada por el empresario Roberto Kelleher. La firma desarrolla proyectos premium de bienes raíces, principalmente en Yucatán y Quintana Roo, como Yucatan Country Club y Country Towers en Mérida; SLS Harbour Beach en Cancún y Aldea Maya en Tulum.

Entre sus desarrollos en la capital yucateca está la torre Villas del Sol, que paradójicamente se promueve como “un oasis sereno al norte de la ciudad de Mérida”.

El problema que padece el señor Arcila, con la construcción de esta torre de departamentos junto a su hogar, podría equipararse con los conflictos viales que sufren ahora los meridanos con el aumento del parque vehicular, ocasionado por una migración “hormiga” durante los meses de pandemia de Covid-19, los cuales no se sentían durante el tiempo de restricción vial y “explotaron” ahora que todos salieron a hacer sus compras decembrinas al mismo tiempo

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