La Iglesia Católica abre frente contra la contaminación del medio ambiente

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, señaló que tenemos que tomar muy en serio el cuidado del medio ambiente y convocó a toda la feligresía yucateca a ahorrar agua, reciclar, evitar el uso de plástico y papel, separar residuos tóxicos, utilizar el transporte público, cuidar el consumo de energía eléctrica y plantar árboles.

Monseñor Rodríguez Vega estableció a través de un mensaje, su preocupación por las empresas que contaminan el agua, líquido vital para la vida. Dio a conocer que ha convocado a un foro de discusión para establecer líneas de acción para preservar y cuidar el agua.

Puntualizó que este foro se realizará en el Universidad Marista el próximo 27 de octubre.  Es muy importante que comencemos a tomar en serio el tema del agua potable, porque no es un recurso inacabable. Cuidémosla ahora para asegurar el presente y el futuro, enfatizó.

Dijo que, “necesitamos parroquias, escuelas, universidades, cuyas prácticas den testimonio de una cultura ecológica que respeta, ama y defiende la Vida, toda vida humana y toda la Creación”.

Los catequistas, los centros pastorales, los grupos juveniles, los grupos apostólicos y todos los agentes de pastoral deben asumir la Ecología Integral como desafío pastoral en sus prácticas cotidianas”, sostuvo.

El líder religioso establece en un comunicado que, la familia como ‘Iglesia doméstica ’tiene una responsabilidad enorme. El cuidado de la Casa Común comienza por ‘casa’. “En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden, la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados”.

Tal vez haya quien piense que exageramos al decir que esta tarea de la custodia de la Casa Común es parte constitutiva de la evangelización, porque hay muchos otros problemas sociales que debemos enfrentar, pero tenemos que ver el tema ecológico como parte de un todo en las actividades y situaciones humanas, sostuvo.

Yucatán es un verdadero paraíso, suscribió,  donde mucha gente quisiera vivir, donde muchos están viniendo a disfrutar de nuestra cultura ancestral y de las maravillas de la naturaleza.  Extranjeros y connacionales envidian nuestros cenotes y nuestras playas, así como el verdor de nuestros campos y ciudades, declaró.

Mérida está creciendo a pasos agigantados debido a todos los que están llegando aquí huyendo de la violencia, la inseguridad o simplemente buscando gozar de naturaleza exuberante, señaló.

Hemos de ser conscientes de que el tesoro natural más preciado en Yucatán es nuestra agua, ese vital líquido indispensable para nuestra subsistencia. Es de dominio público que la instalación de varias empresas ha provocado escasez o contaminación del agua. Este es un tema urgente para reflexionar, dialogar y actuar.

Por ello, señaló que es preciso: vigilar del propio consumo del agua, reducir, reutilizar, reciclar, evitar el uso de material plástico y de papel; separar los residuos. Además, utilizar el transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas; cuidar el consumo de la energía eléctrica, plantar árboles y promover y proteger espacios verdes en nuestros pueblos y ciudades.

Apuntó que, el papa Francisco propuso fijar el “Tiempo de la Creación”, del primero de septiembre al 4 de octubre, para que todas las diócesis tuviésemos oración y acciones en favor del cuidado y preservación de la naturaleza, nuestra Casa Común. Nosotros aún no nos hemos sumado a esta propuesta. Sin embargo, si iniciamos ahora, seguramente el año próximo podremos participar con entusiasmo y provecho, señalando que este mandato lo establece el Sumo Pontífice desde su encíclica Laudato Sí.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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