La ‘enfermedad de la pobreza’ ha aumentado considerablemente en cinco años

[vc_row][vc_column][vc_column_text]De 2006 a la fecha, Yucatán se ubica en el segundo lugar nacional de prevalencia del mal de Chagas, enfermedad de la pobreza que desde hace cinco años ha aumentado de manera considerable debido a la indiferencia por la salud de la población.

El estudio realizado por especialista de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y de la Secretaria de Salud federal revela que en poco más de una década, Veracruz se mantiene por encima de Yucatán, y más aún con respecto a Quintana Roo y Campeche.

El director del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY, Jorge Eduardo Zavala Castro, aclaró que los transmisores son insectos voladores, principalmente la chinche, conocidas como “pic” en la Península de Yucatán.

Advirtió que los terrenos baldíos y las casas abandonadas se convierten en los principales criaderos del “pic”, por lo que se convierten en el sitio ideal para la proliferación de éste padecimiento, también considerada como de las enfermedades olvidadas.

La tripanosomiasis americana también conocida como enfermedad de Chagas es una infección parasitaria causada por el protozoo Trypanosoma cruzi (T. cruzi) y, transmitido principalmente por insectos vectores hematófagos de la familia Reduviidae, del género Triatominae, es decir, chinches.

De acuerdo con el investigador Oscar Flores Munguía, de 2006 a la fecha, en el país se registraron ocho mil 464 casos confirmados de mal de Chagas, y a lo largo de éste período, Yucatán se mantiene en el segundo lugar.

La entidad federativa más afectada por este mal es Veracruz, con mil 405 infectados, el 16.6 por ciento, seguido de Yucatán, con 948, el 11.2 por ciento, y Oaxaca, con 931, el 11 porcentual.

Remarcó que tripanosomiasis americana se asocia a diferentes factores sociales, económicos y ambientales de carencia, que favorecen la exposición de las personas a la infección.

Los principales factores asociados en la transmisión son la mala calidad de las viviendas, deficiencia de recursos, habitar en áreas rurales con pobreza e inestabilidad social y económica, altas tasas de migración y realizar actividades de agricultura.

En torno al cuadro clínico, dijo, entre el 70 y 80 por ciento de los infectados son asintomáticos toda su vida, es decir, no se les desarrolla el mal.

Mientras que el resto de los afectados, la enfermedad puede evolucionar a cuadros crónicos sintomáticos asociados a daño en el corazón, tubo digestivo y/o sistema nervioso, hechos que ocurren entre cinco a 20 años después de adquirir la infección.

Advirtió que la esperanza de vida en los casos crónicos se reduce entre cinco y 10 años de vida, encontrándose una importante relación con la etapa de la vida con mayor productividad, cuando la infección es adquirida durante la infancia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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