Imploró por un milagro y a los 40 minutos ya tenía la señal

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Alegría por partida doble: del que necesita ayuda y del que la brinda, del que pasa por una situación incómoda y hasta desesperante y de quien -sin ningún tipo de interés mediante- estira la mano y brinda ayuda. Este tipo de cosas todavía pasan y aunque Elaine y Gabriel no se conocían, uno ayudó al otro y el mensaje que nos dejan es lo que cuenta.

Ayer por la mañana Elaine olvidó su bolso en un camión de la ruta “66 Ibérica”. Desesperada, volvió corriendo al paradero donde bajó pero nada… El camión ya se había ido. Entonces entró a la Catedral y le pidió a Dios que la ayudara a encontrar su bolso -con tarjetas de crédito, débito, departamentales, credencial del INE, licencia de conducir, dinero, etc.

Y algo pasó… ¿Un milagro? Sí, y se llama Gabriel May Sánchez, conductor del camión de Rápidos Mérida que había llevado a Elaine hasta la 59 por 64 del Centro de Mérida. Él recuperó el bolso de la mujer e intacto se lo devolvió 40 minutos después en el mismo sitio donde se vieron por última vez.

Gabriel tiene 47 años, está casado y su hija cumplirá este mes los 15. Vive contento y tranquilo, dice, y es desde hace casi 20 años conductor de camiones. En Rápidos de Mérida trabaja hace cuatro años.

Este meridano se levanta todos los días a las 4 am y de 5 am a 2 pm conduce la ruta “66 Ibérica”. Ayer el día transcurría sin demasiadas emociones cuando algo pasó y él nos cuenta:

“La gente muchas veces viaja distraída o con preocupaciones en la cabeza y pueden suceder cosas. Ayer se subió una señora en la García Ginerés y cuando se iba bajar en el centro, me preguntó dónde quedaba Monjas. Le dije y ella bajó de golpe, como apurada”, relata.

Gabriel cuenta que en ese momento Elaine olvidó su bolso en la banca. “Cuando ya había bajado toda la gente, una persona se acercó y agarró el bulto. Como vio que lo vi, me dijo: ‘Se le olvidó a una señora’. Y yo le respondí: ‘Me lo puedes dar porque seguro lo viene a buscar’, y eso hizo”, relata el conductor.

“Así que agarré el bolso y busqué la licencia de conducir donde había un teléfono y llamé. Me atendió su hermano y me dijo que ella se iba a contactar conmigo. Inmediatamente Elaine me llamó y a los 40 minutos ya le estaba devolviendo su bolso en el lugar donde se bajó”, cuenta, contento.

Pero lo más emocionante para Gabriel fue lo que Elaine le contó cuando se encontraron:
“Me dijo que estaba desesperada y que entró en la Catedral a pedirle a Dios que le regresara el bolso y en ese momento su hermano le avisa de mi llamado. Eso fue muy emocionante para mí porque siento que hice algo bueno para que la gente se dé cuenta que puede creer en Dios”, explica.

Para Gabriel es fundamental que hoy día se hagan este tipo de cosas para ayudar al prójimo. “Nos hemos olvidado lo que somos y valemos y muchas personas se enfocan más en lo material que en lo espiritual, cuando en realidad hay que ayudar al prójimo porque así se vive mejor”, asegura.

El chofer de la 66 Ibérica opina además que las cosas buenas se pueden hacer en todos lados, hasta en la calle, porque es donde más lo necesita la gente. “No hace falta estar metido en la iglesia, hay que ayudar en todos lados”, concluye, siempre contento y tranquilo.- CGO.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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