Homicida de policía yucateco dice que actuó cegado por el estrés

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Pese a que Ángel González Kob, acusado de matar a un agente de la Policía Estatal de Investigación y de herir a otro, pidió que exonerarán a su esposa Nidia Pérez, el juez los imputó a los dos por los delitos de homicidio calificado y homicidio calificado en grado de tentativa y daño en propiedad ajena, y les dictó la medida cautelar de prisión preventiva.

La cárcel de manera oficiosa estará vigente hasta la audiencia de vinculación a proceso, que se efectuará el martes 20 noviembre, al mediodía.

Sin poder hilar frases y con cierto balbuceo, González Kob expresó que actuó cegado por el estrés y que no supo lo que hacía en esos momentos.

“Yo soy culpable de todo, mi esposa sólo me obedecía, sus 10 o 40 años (de prisión) que se me sumen a mí”, señaló el inculpado a gritos mientras se golpeaba el pecho y expresaba que se sentía muy mal, que estaba arrepentido y que no sabía lo que hacía.

A pesar de sus súplicas, el juez Luis Mugarte Guerrero determinó que había elementos para que tanto él como su mujer fueran acusados formalmente y les impuso a ambos la prisión preventiva.

Ángel González podría recibir una condena mayor a 50 años y su esposa una más leve.

La audiencia tardó poco más de cinco horas y en ella se nombró como asesor de la víctima indirecta del oficial caído, Manuel Felipe Nery Blanco Méndez, al abogado Heberth Ángel Martínez Ledezma.

Por los coacusados se nombró al abogado José Gabriel Cocom Kob, medio hermano del ahora imputado. Los implicados en este asunto son tabasqueños avecindados en Quintana Roo.

De acuerdo con la carpeta de investigación, el martes 13 de noviembre, a las 5:10 de la mañana, el comandante de la UECS, Ángel de Jesús Santos Manzano, recibió un aviso para que vaya a la plaza comercial El Patio. Llegó en dos vehículos oficiales, un Attitude y un Versa, junto con sus elementos Blanco Méndez y José Antonio Rodríguez Basto.

Ahí hablaron con el sujeto, quien les dijo que su padre había sido secuestrado en Quintana Roo y temía por su seguridad y la de su familia, que estaba con él en esos momento su esposa y sus hijos adolescentes. Les ofrecieron trasladarlos a la base de la UECS para su seguridad.

El Versa fue abordado por el extinto policía y su compañero, para llevar a la mujer y sus hijos, pero el sujeto pidió viajar en ese automotor con su esposa, dejando que el comandante Santos Manzano trasladara a los hijos adolescentes.

El sujeto se sentó en el asiento de atrás del copiloto del Versa y alrededor de las 6:33 horas llegaron al Complejo de Seguridad; adelante iba el Attitude y cuando el oficial llegó le pidió a una de sus elementos, de nombre Areny Anahí González Caamal, que se haga cargo de los menores.

Al voltear a ver, se percató que el Versa se encontraba siniestrado en la lateral exterior del Complejo de Seguridad, de modo que se acercó y escuchó a Rodríguez Basto gritar: “Ayúdame, ayúdame, tiene un arma, acaba de dispararle a Felipe”.

Al ver que Rodríguez forcejeaba con el sujeto por la posesión del arma, lo ayudó y entre los dos sometieron al agresor.

Para atacar a los oficiales, Gozález Kob usó una pistola semiautomática marca “Star” calibre 9 mm, con un cargador con ocho tiros útiles.

Se encontró en el piso del auto otra pistola del mismo calibre, con dos tiros en la recámara, al igual que una navaja.

Los oficiales atacados portaban otras armas, del mismo calibre, que fueron recuperadas.

Los abogados de los acusados alegaron que sus clientes fueron incomunicados durante más de 39 horas sin tener contacto con algún familiar, motivo por el cual se tramitó un amparo por incomunicación.

El juez declaró que era legal la detención, consideró que no se violaron las garantías individuales de los procesados y que se cumplieron los preceptos de inmediatez y flagrancia durante la captura.

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