Hay refugios para niñas víctimas de violación, pero ¿a los niños quién los atiende?

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En su octavo aniversario, el Refugio Casa Crisal no tiene techo. Dentro de su programa de protección a víctimas al delito, la institución -pionera en el Estado y en el país- trabaja día a día para implementar y mejorar un espacio para niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual mediante un modelo para ayudarlas a restaurarse e insertarse en la sociedad. Y la lista de proyectos es imparable.

María Jesús Ocaña Dorantes es abogada, coaching en Desarrollo Humano, especialista en violencia y directora de Refugio Casa Cristal. Cuando platica se la escucha apasionada por lo que hace, es empática con las situaciones que le tocan vivir a las niñas y adolescentes que están en el programa, y no para de pensar en cómo prevenir las situaciones terribles que les toca vivir a estas futuras mujeres.

Por eso uno de los retos que se plantea para 2018 es trabajar de manera conjunta con la Comisión de Derechos Humanos para hacer prácticas de prevención de delitos sexuales y educación sexual, libre de ideología.

“Queremos hacer realidad la atención de intervención en crisis de violencia sexual desde la segunda infancia (niñas de 5 a 10 años), ya que es la etapa en la que por lo general sufren de una experiencia sexual en la familia. En este caso el modelo de intervención es lúdico y más fino, siempre en pláticas con una psicóloga clínica en violencia.  Nos falta generar un vínculo con un profesional en piscología infantil para implementar un taller”, señala.

El otro gran reto es la apertura del Centro de Atención en Chetumal, Quintana Roo. María Jesús explica que ya presentaron el proyecto arquitectónico y la adquisición del terreno. “Lo bueno es que comenzamos de cero y así es más fácil trabajar en la infraestructura porque será como la necesitamos, sin modificaciones”, detalla y recalca que Quintana Roo es, a nivel nacional, el primer lugar en violencia sexual infantil en la modalidad de turismo sexual en niñas de cinco a 11 años.

Un tema pendiente sobre el cual María Jesús tiene la mirada encima, es generar proyectos y recursos para niños varones víctimas de violencia sexual.

CÓMO FUNCIONA EL REFUGIO

Con una población de 12 a 16 adolescentes que fueron víctimas de violencia sexual por parte de su familia (mamá, papá, tío, abuelo…), por prostitución, por trata, pornografía o abuso sexual continuo; estas chicas conviven en el refugio bajo un modelo diseñado para trabajar con ellas de forma personalizada, constructivista, gestáltica (fundamentado en el lenguaje corporal y el tono de voz) y cien por ciento humanista.

“La victimez queda de lado, trabajamos con ellas para que hagan valer sus derechos y que puedan ir a lo que sigue. La adolescencia es la mejor época de cambio y es un proceso de desarrollo donde existen grandes modificaciones”, explica la directora.

También señala que las niñas están en la casa de uno a dos años para que tenga éxito el programa. “La idea no es resguardarlas, sino restaurar sus derechos para que vuelvan a una vida normal y sean responsables de su propia felicidad. Después de uno o dos años (depende de cada caso), se da el alta y las niñas se van con una familia extensa o de acogida o en otros casos. Si ya tienen los 18 años cumplidos, se les aplica una ‘casa de medio camino’, se les pagan tres meses de renta y ella comienzan su vida como adultas con trabajo. Claro que tienen nuestro seguimiento”, apunta María Jesús.

La directora cuenta que los casos de niñas víctimas de violencia sexual se los asigna el Estado a través de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia (PEODEMEFA), que interviene, rescata a las niñas y adquiere su personalidad jurídica.

“Lamentablemente no podemos recibir niñas embarazadas porque no contamos con la infraestructura ni el personal para atenderlas con los bebés”, apunta.

En el Refugio Casa Crisal trabaja mucha gente para que las niñas puedan salir adelante. El personal básico es de seis coordinadoras de guardia, una subdirectora, María Jesús como directora, psicólogas, especialistas en violencia, médica especialista en adicciones, una intérprete bilingüe en lengua maya, tres trabajadores sociales, dos maestras de yoga y un guía espiritual que es un sacerdote salesiano.

DATOS DUROS

María Jesús explica que el 30 por ciento de las niñas víctimas de violencia sexual vienen del interior del Estado, otro 30 por ciento de Mérida y el 40 por ciento restante de otros estados de la República Mexicana.

La apertura del refugio en Chetumal, Quintana Roo, es prioritario ya que, como mencionó la directora, es el primer lugar nacional en delitos sexuales, según la UNESCO. Yucatán ocupa el sexto lugar nacional y México el sexto lugar mundial en violencia sexual infantil.

UN TEMA PENDIENTE: LOS NIÑOS VIOLADOS

Le preguntamos a María Jesús qué ocurría si una niña que iba al refugio por ser víctima de violencia sexual familiar, tenía un hermanito varón que sufría lo mismo que ella. Lamentablemente en la actualidad no existe un refugio para niños en esta situación.

“Esa ha sido mi lucha y espero tener eco. Un empresario yucateco me escuchó y está interesado en generar un proyecto con la orientación de género. Tengo que conseguir que se haga realidad todo esto del refugio para los niños”, señala.

María Jesús sabe que la sociedad está más preparada a recibir información de la mujer que del hombre. “Socialmente hay un desequilibrio en ese sentido, debe existir una transversalidad de género (enfoque integrado de género) para que ya no hablemos de niñas o niños víctimas de violencia sexual, sino de infancia”, remarca y agrega: “Hay que quitar el telón para ver el escenario completo”.

El número telefónico del Refugio Casa Crisal es 999 9263044.- Cecilia García Olivieri.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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