Hagamos de nuestra unidad y voto un arma de lucha en este proceso electoral

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Voz de Mujer/Columna
Por: Aleida Ramírez Huerta

Arrancan las campañas electorales y, con ellas, incrementará la guerra mediática entre candidatos que contenderán por los 18 mil 311 cargos de elección popular federales, estatales y municipales; nuevamente, el ciudadano inerme tendrá que aguantar hasta el hartazgo la manipulación, los dimes y diretes e injurias entre estos personajes.

En nuestro Estado las cosas no son distintas, todos los días nos bombardean con “propuestas” y “compromisos” tendientes a inclinar el voto de los indecisos e, incluso, de aquellos que “comulgan” con una ideología política; porque a estas alturas, para nadie es novedad los malabares de destacados cuadros políticos de todos los partidos que, cual excelentes saltimbanquis, cambiaron de color y camiseta al no obtener la candidatura que buscaban.

Pero quienes ejerceremos nuestro voto el 1° de julio tenemos la obligación de no olvidar que todos los periodos electorales son pan con lo mismo; las mismas frases huecas, propuestas vanas sin ningún contenido verdadero para mejorar la situación que padecen las grandes masas trabajadoras.

Es moda de todos los periodos electorales, encontrar en los distintos medios de comunicación, viejos y novísimos golpes bajos entre candidatos que se concentran tanto en esto, que nunca descienden a buscar y proponer una salida a los graves problemas que se derivan del origen de todos los males: la pobreza extrema y la desigualdad, que urge combatir; se olvidan de la situación dolorosa que padecen los sectores sociales más desprotegidos: los campesinos, los colonos, los obreros, los maestros, los jóvenes, los discapacitados, etc. Solamente se ocupan del encono y de la falta de escrúpulos, con el fin mezquino de acrecentar sus posibilidades de triunfo, para detentar el poder político y económico.

Aun cuando el Coneval y la Sedesol han afirmado que en Yucatán los niveles de pobreza han disminuido al 43 por ciento, no conviene olvidar que casi un millón de yucatecos siguen sin alcanzar un status medio de bienestar digno de ser humano; vemos, por el contrario, que las cosas se complican, que la falta de empleos se recrudece, pues el empleo informal se incrementa y los salarios son tan bajos que no resuelven las necesidades mínimas de las familias. Es decir, hace falta un verdadero esfuerzo para instrumentar políticas sociales que vayan disminuyendo esta brecha social. Pero los candidatos ni por enterados, pues, aunque la pobreza es la raíz de todos los males, en el discurso abunda y con mucho, “el combate a la corrupción y a la inseguridad” que, si bien son males reales, no dejan de ser consecuencias del problema fundamental. Por tanto, bien harían quienes quieren gobernar este estado y municipios, hacer propuestas serias sobre cómo combatir la marginación y la miseria que padece un alto porcentaje de ciudadanos.

Ahí están las demandas de los antorchistas. Es del conocimiento público el menosprecio y la indiferencia con que las autoridades en turno tratan la problemática que hemos planteado una y otra vez en forma pacífica pero enérgica -seguramente de ahí su soberbia y tozudez- de más de 35 mil yucatecos, y no hacen nada para coadyuvar en la solución de estos problemas, que van desde modestos paquetes para artesanos, hasta mejoramiento a la vivienda, caminos sacacosechas, pavimentaciones de calles, escuelas, electrificaciones, lotes para vivienda, etc., demandas que ayudarán a paliar las necesidades de miles de familias humildes de los 56 municipios del estado; y esta mala actitud prevalece entre autoridades estatales o municipales, de un partido y otro; como si estuvieran convencidos de que están ahí gracias a sus grandes capacidades y a sus méritos en campaña, que los encumbró en el puesto que detentan y hoy no se sienten obligados a atender y resolver las necesidades de sus gobernados.

Por eso, los antorchistas yucatecos debemos hacer eco al llamado de nuestra organización, en el sentido de incrementar nuestro número de integrantes; cumplamos con el 1x1x1: invitemos a nuestras filas a más de nuestros iguales y siendo suficientes, llevemos a hombres y a mujeres verdaderamente comprometidos con la clase de los desvalidos a dirigir los destinos de nuestra Patria, personas que sientan en carne propia los dolores y sufrimientos del pueblo, que no lo traicionen nunca bajo ninguna circunstancia. Ésta es la razón por la que este proceso electoral debemos enfrentarlo unidos, como un solo hombre y como un solo ideal, concientizando y haciendo útil nuestro voto por la solución de nuestras demandas, y ahí donde un candidato antorchista contienda por un puesto de representación popular, además de votar por él, convenzamos a otros de las bondades de nuestro proyecto para llevarlo al triunfo y donde no lo tengamos, votemos por los candidatos que hagan compromisos serios con todos nosotros, porque de llegar al poder tendrán que cumplir con cada uno de éstos, pues de no hacerlo, con decisión y valentía, exigiremos con denuedo hasta ver materializadas nuestras obras.

Antorcha nos ha enseñado que la solución a los problemas del pueblo es el pueblo mismo, con su unidad, su organización, su lucha abnegada y su tenacidad. Las palabras bonitas y halagüeñas de los discursos de campaña no deben adormecer nuestra conciencia, no antepongamos nuestros intereses individuales a los intereses colectivos, porque sólo así no nos encontrarán divididos y fraccionados como ha ocurrido en otras ocasiones, no les dejemos el campo libre para hacer y deshacer como les da la gana.

Si es el pueblo trabajador quien produce con sus manos la riqueza que existe, justo es que la disfrute, que todos sus hijos gocen de vivienda, salud, educación, cultura, empleos suficientes, dignos y bien pagados; construyamos un mundo más luminoso y bondadoso para todos los hombres, cambiando este modelo económico de sojuzgamiento, por otro más justo y equitativo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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