En tiempos difíciles, la Canaco Mérida se niega a ser una cámara de gente fuerte

Radar Político/Columna

MÉRIDA.- Luego de tres semanas de implementación, el cambio de paraderos en el centro histórico de Mérida parece haber domado la parte más enredada del monstruo de las mil cabezas: el transporte público, un tema al que ningún político quería entrarle por miedo a salir “raspado” en su popularidad.

Los resultados están a la vista y solo un ciego no los vería. Incluso gracias a la reubicación de paraderos no se cumplió el escenario terrible que se temía al abrirse nuevos giros comerciales en el centro y otras zonas de Mérida: no aumentaron los contagios ni las defunciones de Covid-19, es más hasta han disminuido lo mismo que las hospitalizaciones por la pandemia.

Los usuarios ya están familiarizados con este cambio y aunque en un principio hubo resistencia, ya se adaptaron a la reubicación
pues han constatado sus beneficios, sobre todo porque la pandemia no se ha salido de control al haber menos aglomeraciones en paraderos del centro de Mérida.

Otros beneficios son la fluidez del servicio y más seguridad e higiene, pese a que los usuarios tengan que caminar más.

El plan de movilidad que propuso el gobernador Mauricio Vila Dosal, el cual firmaron y respaldaron todas las cámaras empresariales, ha mejorado también la imagen urbana del centro de Mérida, que ahora tiene más espacios peatonales y hasta le “brotaron” árboles.

Sin embargo, no falta el negrito en el arroz. Pese a todos estos beneficios, la Cámara de Comercio ya anda armando una “grillita” contra la reubicación de paraderos, con el argumento de que a diario recibe denuncias de usuarios que se quejan que tiene que caminar mucho.

La Canaco, que encabeza Michel Salum Francis, también se queja de embotellamientos, pero su principal preocupación, dice, es que no hay gente circulando cerca de los negocios de sus agremiados.

Al parecer, el líder de los comerciantes es de esos eternos inconformes, pues antes de que se implementara este plan era uno de los más activos publicando imágenes de amontonamientos en los paraderos y advirtiendo de posibles contagios de Covid-19.

Ahora que se han tomado medidas que están funcionando, es de los primeros en quejarse y exigir que se dé marcha atrás.

Cuando se presentó el proyecto, a principios de septiembre, el gobernador Mauricio Vila pidió darle tiempo al plan para que demuestre sus bondades.

También advirtió que si alguien esperaba resultados en la primera semana o que el primer mes de este cambio de paraderos no fuera un caos, está totalmente equivocado: habrá caos, habrá desorden, habrá desinformación. Sin embargo, llamó “a hacer a un lado los intereses personales, económicos y políticos para que esto funcione”.

Hasta donde se sabe, todas las demás cámaras empresariales mantienen su respaldo al plan de movilidad. Eso no quiere decir que no consideren que requiera ajustes, pues los hay, pero han decidido esperar el tiempo prudente y estipulado.

Los primeros beneficios ya se tienen: pese a la reapertura económica no se han disparado los contagios ni las muertes por Covid-19 como ocurrió con la primera reapertura en junio.

Son tiempos de demostrar nobleza y grandeza, de ser tolerantes y de darle prioridad al bien más preciado: la salud de los meridanos, de los yucatecos.

Bien dicen por ahí que los tiempos difíciles crean hombres y mujeres fuertes, pero por el contrario hombres y mujeres débiles crean tiempos difíciles. ¿De qué lado queremos estar?

Tiempo para las “grillas” ya lo habrá, pero hoy no es el momento.

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