El Covid-19 les cambió la vida, pero les dio una nueva oportunidad en tierras del Mayab

La presencia de entrenadores de diferentes nacionalidades es algo común en nuestro estado, debido a que muchos vienen a preparar a los atletas locales.

Pero debido a la pandemia, nos encontramos con una historia, en la que una nueva oportunidad en tiempos difíciles, tiene a una pareja de entrenadores foráneos en Mérida. Se trata de Max (puertorriqueño) y Adriana (ecuatoriana), cuyas rutinas de “ejercicio funcional” y “challengers” (retos) para perder peso fueron un éxito durante su estadía en Dorado, Puerto Rico.

Sin duda, los tiempos eran mejores antes del Covid-19. Pero lejos de desanimarse, tomaron la difícil decisión de aventurarse en familia ante una oferta laboral en otro país.

Así llegaron a Yucatán. Max se dedica a la logística de la construcción en un proyecto en la ciudad. Pero su pasión es entrenar y ayudar a la gente a ejercitarse y no descartar hacerlo aquí, si las condiciones lo permiten en el futuro.

“El ejercicio funcional que nosotros ofrecíamos eran clases muy dinámicas con instructores que estaban al pendiente de todos los participantes”, explicó al señalar que la clave de su éxito era ir llevando poco a poco a las personas, en busca de que cada una pudiera hacer mejor las rutinas.

“No buscábamos que se convirtieran en atletas, sino que estuvieran activos. El enfoque principal era en ejecución de técnica correcta para evitar que los clientes sufrieran lesiones y así poder disfrutar y mantener un estilo de vida saludable”, destacó Max. “Los ejercicios no eran muy difíciles, pero era uno tras otro con pequeños intermedios de descanso”, agregó Adriana.

“Lo ideal era tener grupos reducidos, entre 10 y 15 personas, para alentar y ayudar a todos, pero nos fue tan bien que llegamos a tener clases de hasta 20”, contó.

Sin embargo, la pandemia vino a complicarlo todo. Para entonces, ya habían superado la problemática de un temblor y el paso del huracán “Isaías”.

Por eso, al principio de la contingencia sanitaria no se detuvieron y trasladaron su trabajo al formato virtual. “Les poníamos las rutinas en videos en redes sociales…”, dijo Max, quien aceptó que el tema económico finalmente los alcanzó.

“Era difícil para los socios del gimnasio seguir pagando ante la incertidumbre de lo que iba a pasar y se entiende. Todos estábamos así”, indicó al recordar su cierre de operaciones.

“Tuve que regresar a lo que me dedicó (para lo que se preparó académicamente) en lo que hay la posibilidad de hacer lo que me apasiona”, apuntó.

Entonces, Max tomó la decisión junto con Adriana de dejar su natal Puerto Rico para venir a Mérida. Y están más que felices con haberlo hecho luego de cuatro meses como “yucatecos”. “Es una ciudad muy linda para vivir”, dijo, en espera de que su proyecto de trabajo le brinde una mayor estadía a la inicial. Y si deciden quedarse, obviamente también sería para entrenar.

Nuestra capital es un lugar que muchos quieren visitar, pero son más los que sueña con quedarse. Una tierra de oportunidad.- Daniel Armando Pérez Cachón

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