DON EDUARDO AGUILERA, MANOS MÁGICAS QUE DAN COLOR, BRILLO E IDENTIFICACIÓN A HOGARES DE YUCATAN Y EL EXTRANJERO

  • A sus casi 90 años, se mantiene activo creando nomenclaturas artesanales.

Ya muy cerca de alcanzar las nueve décadas de vida, pero fuerte y sano, don Eduardo Aguilera Trueba fábrica nomenclaturas y lo hace con enorme gusto, artículos que son producto auténticamente de sus manos y sobre todo su paciencia, cuyo trabajo ha sido reconocido en Estados Unidos, Colombia y Perú, entre otros lugares.
Sonriente, bromista, Aguilera Trueba dio a conocer que lleva más de 50 años en este oficio, que disfruta y además le da de comer.
“Son elaborados de cerámica, que se tiene que hornear, se pinta a mano, todo es manual, se pone una pintura, se deja reposar y se sigue con las demás”, indicó.


“Hay que tener mucha paciencia (ríe), si le vamos a poner flores, por ejemplo, hay que ir pétalo por pétalo, y combinar los tonos, los claros y luego fuertes”, agregó.
Cabe resaltar que el artesano yucateco suele recibir entre 60 y 70 pedidos al mes y sólo es apoyado por su hija y dos dibujantes para poder continuar en el gusto de los clientes.
“Afortunadamente, mi trabajo se ha cotizado, es muy aceptado, hay personas que aprecian mucho lo que hago. Nos han comprado gente de Tabasco, Veracruz, Perú, Colombia, y ciudades de Estados Unidos como San Francisco y Los Ángeles, incluso recientemente vendimos a gente de Oxkutzcab que radica allá”, expresó.
“Me siento muy contento, muy satisfecho, orgulloso”, añadió.


Asimismo, don Eduardo destacó que con una moldura puede llevarse en promedio entre 10 y 15 días para que evidentemente quede bien hecho, una estructura de la mejor calidad.
“A veces hay quienes lo quieren de un día para otro, si no son panuchos”, señaló en broma, con excelente sentido el humor.
Aguilera Trueba elabora dos tamaños con sus nomenclaturas, donde incluye flores, animales, frutas, el sol, la luna, estrellas, números, frases y demás, en precios de 300 y 400 pesos, según la presentación, y agradece el respaldo que ha recibido de ciudadanos extranjeros que radican en el centro de la ciudad, quienes se han convertido en sus clientes y le han hecho promoción.


“Hay que trabajar, me siento bien, el que no trabaja no come, el que no trabaja se enferma, yo tengo que estar activo, lo mejor es que no tomo ningún medicamento”, manifestó.
“Mérida ha crecido, las colonias y edificios incrementaron, hasta los municipios del interior del estado han aumentado y eso me ha ayudado a tener más pedidos”, concluyó.
Si usted desea una nomenclatura que engalane e identifique a su hogar, puede encontrar a don Eduardo en la calle 61, con 42, del centro de la ciudad, justamente en la esquina.

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