Divino Pastor cumple 50 años comunicando en silencio

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Ella lo vio y se enamoró perdidamente de él. La primera vez que lo tuvo en sus brazos –su único hijo varón luego de tres hijas mujeres- supo que ese chiquito que había venido al mundo a cambiarle la vida, se llamaría “Divino” y así le puso de nombre.

Él no hablaba, claro. Pero la enamoró con sus gestos, movimientos de manos, miradas especiales y contorneos que la llenaron de orgullo siempre, toda la vida. Y cuando, años después, él la subió al escenario del Peón Contreras donde actuaba como mimo (el único y más reconocido mimo mexicano, oriundo de Oxkutzcab), ella lloró de emoción.

Hoy Divino Pastor Góngora Ruiz –o “Paxín”, como lo llamaba su mamá y que significa “Pastor” en maya- cumple medio siglo actuando en silencio, ejerciendo el maravilloso arte de comunicar sin palabras y una excelente carrera en el espectáculo no sólo regional, sino también nacional y hasta mundial, avalan su trayectoria.

Yucatán Ahora platicó con Divino Pastor, de 72 años, quien supo expandir y profundizar el arte a través de la comunicación humana sin palabras con obras que conmueven, inspiran, cuestionan y, por qué no, ensordecen de tanto silencio.

¿Cuál es el día en el que se cumplen 50 años de trayectoria como mimo?

Fue el 27 de agosto porque ese día me entregaron mis documentos como egresado de la Técnica de Movimiento Silente, en la Escuela Superior de Arte, en Guanajuato.

¿Qué es para Divino Pastor ser mimo?

Es lo más hermoso que pueda existir en la faz de la tierra. El silencio es tan poderoso que vale más de mil palabras. En mi vida personal el silencio es muy interesante, cuando medito escucho sonidos que no percibía antes, hasta el aire que golpea las hojas puedo escuchar. Eso me inspira para ser lo que soy y lo que siempre he sido.

¿A quién admira y por qué?

A Jean-Gaspard Deburau y por supuesto a Marcel Marceu, quien le dio un giro a la pantomima actual. Muchos me dicen que vengo de la escuela de Marceau pero yo tengo mi propio estilo. Copiar es no ser tú y se transforma en una copia de miles de copias. Yo vivo buscando mi propio estilo y lo creo a través de un sentimiento interno de adentro para afuera.

¿Cómo se comunica arte sin palabras?

Manejo mucha energía porque no existe el verbo. Lo hago a través de los poros de la piel, la mirada, gestos, la expresión corporal, las manos… Desde la punta de mi cabello hasta los dedos de los pies trato de decir un lenguaje a mi gente. Cuando captan esa imagen, ellos piensan lo que ven.

¿Funciona igual en niños que en adultos el mensaje recibido?

Los pequeños rápidamente lo entienden por su ingenuidad e inocencia y porque ellos no están enajenados con los medios. Cuando ven la comunicación no verbal se sorprenden porque cuentan con una imaginación fabulosa y enseguida dicen “Está tirando de una soga” o “Está subiendo una escalera”. Son tremendamente creativos.

Los adultos tienen otra mirada, una óptica diferente más enviciada por los años. Sin embargo hay público que se emociona mucho, como las madres cuando ven la rutina que hago de un nacimiento. Me han dicho que puedo expresar lo que ellas realmente sintieron.

Divino Pastor Góngora Ruiz

¿Te imaginas las cosas que actúas sin palabras?

No las imagino, las vivo. Si juego con la imaginación, no sería yo. Existen, están ahí, las toco, las palpo y me hacen vibrar, como flotar en el espacio.

¿Qué importancia juega la música en tus rutinas de pantomima?

La música te sirve como apoyo y aliciente. Para el mimo es muy importante porque te hace el espacio y te invade internamente para fusionarse contigo. Soy mimo al ritmo de la música y tengo que entender sus pautas, la cuadritura del ritmo para que mis movimientos sean iguales y se fusione en un todo.

Cuéntanos un momento que te haya dejado una gran satisfacción profesional

Cuando mi mama por primera vez me vio en el Teatro Peón Contreras como mimo y la subí al escenario. Ese día me dijo: “Qué lindo eres, pero me dan ganas de llorar porque la gente se ríe de ti y yo no quiero eso”. También me preguntó por qué ponían en los carteles “Pastor Góngora”. “Dile a esos desgraciados que tienes mamá, eres Góngora Ruiz”.

También recuerdo cuando en Morelia participé con la compañía de Pantomima de Estados Unidos en la obra de Pinocho, que yo interpretaba. Al otro día los medios nacionales alabaron la actuación de un “japonés” que en realidad era yo, pero de Oxkutzcab, Yucatán, no del lejano oriente como creían.

¿Volverías a elegir esta carrera?

Sí, sí y sí porque la amo. El silencio me ha dado muchas cosas que no entendía y si no me hubiese dedicado a esta comunicación silente, estaría enrolado en la enajenación total. Así observo, analizo y escucho y eso te llena de satisfacción.

¿Qué le recomendarías a los chavos que quieran incursionar en el arte o en esta disciplina de mimo?

El reto del ser humano son los obstáculos y hay que superarlos para no quedarse estancado. Hay que romper para ver que hay atrás de ese obstáculo y así seguir creciendo.

Si eligen esta profesión deben saber que se reencontrarán con ellos mismos porque en el mundo silente van a encontrar muchas verdades que se volverán realidades.

¿Qué sigue para Divino Pastor?

A partir del lunes comienzan las inscripciones para el “Taller de Teatro Pantomima”, en la Casa de la Cultura (Calle 63 por 64). Habrá clases para niños de 12 a 14 años (los lunes, miércoles y viernes, de 3 a 5 pm) y para adolescentes y adultos también (los mismos días, de 5 a 7 pm) ¡Los esperamos!.- Cecilia García Olivieri.

Divino Pastor Góngora Ruiz

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