Devuelven histórica placa de piedra, con antigüedad de cuatro siglos

MÉRIDA, 19 de febrero de 2020.- La placa lítica de la afamada esquina de “El Tigre”, con una antigüedad de cerca de cuatro siglos, fue entregada al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) – Yucatán, luego de permanecer como desaparecida por varias décadas.

A partir de hoy, comenzó la restauración de la placa de piedra caliza que data del periodo colonial, la cual estaba en posesión de la familia Siqueff, quien la entregó con el objetivo de que el patrimonio de los yucatecos sea preservado y exhibido en museos.

La placa tiene 181 centímetros de largo por 112 cm de alto y 33 cm de ancho, con un peso de cerca de una tonelada.

El director del Centro INAH Yucatán, Eduardo López Calzada, explicó que en un operativo montado la noche del pasado martes 18, se trasladó la pesada placa histórica del Centro Histórico de la Ciudad a las instalaciones de la dependencia federal, en la Colonia Gonzalo Guerrero.

Resaltó la importancia de dicho monumento además de que su relevancia también radica en que fue realizada en 1638 y colocada en el predio ubicado en la calle 54 con 55 del Centro Histórico de Mérida, el cual, posteriormente fue demolido por encontrarse en ruinas y en el siglo XX fue redificado en dos ocasiones.

El funcionario agradeció a Elías Siqueff Simón y a su esposa Fanny María Moisés Jorge por entregar al INAH dicha placa, que permaneció en posesión de su familia durante las últimas décadas.

“Con la recuperación de dicho legado histórico, se puede rescribir la historia de la Mérida colonial y en un futuro se prevé que pueda ser exhibida en un museo a cargo del INAH”, acotó.

En el operativo montado durante la noche, la familia Siqueff, entrego al Jefe de Trámites y Servicios Legales del INAH, José Arturo Chab Cárdenas, la placa de casi una tonelada de peso, con el objeto de que se restaure, para lo cual se utilizó una grúa.

Precisó que la placa se trata de un monumento histórico mueble protegido en términos de los artículos 5, 35 y 36 de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas Artísticos e Históricos.

Señaló que Mérida, durante el periodo colonial, no contaba con nomenclatura que permitiera identificar las calles por números, incluso, de acuerdo con los documentos históricos de los albores del siglo XVII, las referencias eran ubicadas por nombres de personajes, familias, animales, hechos anecdóticos e incluso frutas.

Los propietarios de las casonas y negocios de la Mérida Colonial ponían a sus inmuebles elementos decorativos o de identificación para que sirvieran de referencias a los pobladores, usando nombres peculiares a los cuales le mandaron a labrar, esculturas, estatuas, murales o placas que rezaban inscripciones diversas, incluso rimas, o bromas de la cual la sociedad del centro se refería, para ubicarse en la ciudad capital.

Ejemplificó el caso del Cerro del Imposible, la Esquina del Toro Sentado, la Esquina del Monifato, El Pavo y la tienda de La Berenjena, las “Dos Caras”, la esquina de la panadería La Reina o la esquina de Santa Lucía, las cuales “son algunas referencias históricas de cómo han sido registradas las ubicaciones en la Ciudad de Mérida.

Entre 1864 y 1865, José Salazar Ilarregui, bajo el título de comisario Imperial designado por el entonces emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, dispuso a la nomenclatura de la ciudad de Mérida levantando el plano topográfico, por Agustín Díaz, Mauricio Von Hippel, Carlos Ramiro Francisco Beltrán y Carlos Moya, quienes consiguieron un plano de gran precisión y un sistema de nomenclatura inspirada en el urbanismo francés.

El 9 de julio de 1890 la administración de correos de Mérida informo al gobernador Miguel Traconis de la necesidad de nomenclatura por números, las calles de la capital yucateca a fin de poder cumplir con la entrega de la correspondencia, misma que fue sometida autorización del H. Cabildo de la Ciudad, en virtud de tratarse de vía pública.

Esquina de El Tigre

En el caso de la Esquina de El Tigre, su historia data del siglo XVII, en donde se encuentra la primera referencia a esta esquina formada con el cruzamiento de la calle 54 con 55, sin embargo, fue hasta los años de 1864 y 1865, cuando se le fue asignada la nomenclatura.

Posteriormente, en el siglo XX, en el inmueble se ubicó una panadería de don Candelario Correa, construida de las ruinas del predio colonial. En los años 70 la casa fue nuevamente demolida y posteriormente edificada un de estilo modernista, en la cual se instaló un popular centro nocturno de los años 80 conocido como el Chac-mool, rebautizando esa esquina bajo el nombre del centro nocturno.

Según la restauradora Natalia Hernández Tangarife, la placa está hecha en piedra caliza, con la representación de un tigre de cuerpo entero labrado en alto relieve, a su costado derecho presenta una placa labrada con la inscripción de “TI GRE”.

Asimismo, escrita sobre una inscripción casi ilegible que dice “Yucatan tiera de fieres” que podría decir “Yucatán tierra de fieras”, sin embargo es difícil su lectura a simple vista.

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