Descartan que la castración química pueda reducir las violaciones

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hoy en día, el aumento de los delitos sexuales es consecuencia de la búsqueda del dominio del atacante sobre su víctima, más que la satisfacción de sostener una relación, coincidieron especialistas al establecer que el problema también se refleja en Yucatán.

Incluso, se descartó que la castración química y la quirúrgica sean la solución para disminuir el número de violaciones y otros delitos afines que se cometen en contra de mujeres y menores de edad, ya que además de violar los derechos humanos el deseo carnal prevalece.

El especialista del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), José Alonso Fernández-Guasti, afirmó que los crímenes sexuales buscan el dominio de sus víctimas más que la satisfacción sexual.

Indicó que sería uno de los motivos por el cual los delitos sexuales van a la alza, y tan sólo en los primeros siete meses del año, en Yucatán ya se interpusieron 251 denuncias.

Entrevistado en la Unidad Mérida del Cinvestav, señaló que los académicos de diversas disciplinas dudan de la efectividad de la castración química o quirúrgica como una pena para disminuir la problemática.

“La castración química inhibe el deseo sexual, pero no imposibilita la erección”, aseveró el investigador del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav.

Asimismo, la castración química como castigo impuesto viola diferentes derechos humanos de los individuos, como el derecho a la salud o el derecho a la autodeterminación.

Doctor José Alonso Fernández-Guasti, especialista del Cinvestav

En México, algunos legisladores y candidatos a cargos de elección popular han propuesto la castración química para criminales sexuales, por lo menos en Chihuahua, Puebla y el Estado de México.

Pero la medida sigue siendo controversial, pues no existen estudios científicos suficientes de que la medida en realidad ayude a prevenir delitos sexuales y los tratamientos son costosos para el Estado.

Abundó que la castración química o quirúrgica tiene como objetivo bloquear la acción de la testosterona en el organismo, hormona que producen los testículos, la cual “es una molécula que actúa en muchos lugares del organismo, pero que tiene un papel primordial en el tracto genital”.

Por su parte, el jefe del Departamento de Urología Oncológica del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), Miguel Ángel Jiménez Ríos, añadió que cuando se quita la testosterona a un hombre le disminuyen muchas de sus capacidades, dentro de ellas el deseo sexual, pero no le quita la capacidad de erección o de sentir placer durante la práctica sexual o los actos eróticos.

“Increíblemente, en muchos sujetos la conducta sexual no cae de manera dramática después de la castración, ya sea quirúrgica o química. Alrededor de 60 por ciento de los sujetos mantiene actividad sexual aunque ya no tengan testículos o aunque tengan castración química”, acotó.

Añadió que la capacidad sexual depende del deseo sexual o la libido, se pierde al bloquear la testosterona, así como también la capacidad funcional del aparato reproductor, de la capacidad de erección, y eso depende de la integridad neurovascular del pene.

“Si a un paciente que le doy castración química le recomiendo un Viagra, puede seguir teniendo relaciones sexuales. Además, el cuerpo no solamente produce testosterona en los testículos, también en las glándulas suprarrenales y ese pequeño porcentaje puede tener todavía efectos en el deseo sexual”, abundó.

Ejemplificó el caso de los eunucos, hombres que fueron castrados desde jóvenes pero que podían mantener relaciones sexuales.

Agregó que a través de su interacción con el sistema nervioso central, la testosterona induce el deseo sexual, algo esencial para la reproducción de la especie.

Esta hormona -continuó- también está relacionada con la conducta agresiva y con la regulación del estado de ánimo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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