Derrame de petróleo en Estados Unidos, con leve impacto en Yucatán

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El derrame de crudo registrado hace nueve años en el mar de Estados Unidos sólo afectó la plataforma continental de la Península de Yucatán, ubicada a 200 kilómetros de la costa mexicana, sin que hasta el momento se registre daños en Campeche y Yucatán, informó el responsable técnico del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM), Juan Carlos Herguera García.

“El impacto es leve, no hubo una notable afectación de la ecología marina”, dijo, por el problema ocurrido el 20 de abril de 2010 y del cual se derivó el desastre ecológico originado a unos 64 kilómetros al sureste de la boca del río Mississippi, con la explosión e incendio de la plataforma Deepwater Horizon de la empresa suiza Transocean Ltd, la cual dos días después se hundió.

Sin embargo, “las secuelas pueden perdurar años”, de ahí la importancia de un monitoreo constante de las aguas del Golfo de México.

Herguera García explicó que de manera particular, el impacto ocurrió en el norte del talud continental en la Península de Yucatán, a unos 200 kilómetros de las costas de Yucatán, a una gran profundidad, de entre mil y mil 500 metros.

Detalló que el problema fue específicamente sobre el borde de la plataforma continental, la cual limita con el talud, donde se dieron casos de plumas de contaminación por hidrocarburos en aguas profundas.

Tras el derrame, el hidrocarburo se degradó conforme avanzó en aguas superficiales del Golfo de México, mientras que en otros casos, se hundió, por lo que el problema no llegó a la costa de dicha región del país.

En el marco de la Reunión Anual del CIGoM se presentarán los resultados de la segunda etapa del proyecto iniciado en 2015, con una duración de cinco años, con un monto por mil 500 millones de pesos y la participación de 400 científicos de diversas instituciones mexicanas.

Mencionó que durante el segundo período se instaló la Red de Plataforma de Observación Oceanográfica, la cual envía información en tiempo real, cada cinco horas, con ciertas constantes y parámetros correspondientes del Golfo de México, datos que permiten conocer la circulación de las corrientes marinas, así como los patrones de dispersión de partículas y de agua.

En las plataformas marinas se instalaron boyas oceanográficas y radares de alta frecuencia, instrumentos que “permiten ver” la circulación de las aguas desde la piel del mar, hasta una distancia de 150 kilómetros de la costa”.

Al mismo tiempo, se cuenta con unos planeadores marinos, los cuales bajan hasta mil metros de profundidad, para medir la temperatura, salinidad y constantes vitales del océano.

“Hay un monitoreo constante, tanto en superficie como en profundidad, aunado a las imágenes satélites, que permiten ver la temperatura y la salinidad, sólo que a gran escala espacial.

Todo ello, se integra en una plataforma de visualización para que se pueda ver conjuntamente los datos de las diversas ventanas de observación instaladas en el Golfo de México.

De esta manera, en el caso de un posible derrame, se sabría las dimensiones del problema, se evaluaría la magnitud del impacto, se conocería la dirección que tomaría la mancha de acuerdo con las corrientes marinas, y se llevaría al cabo un operativo al saber con anticipación la información necesaria.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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