Cuando se quiere, se puede y cuando no se quiere, sobran los pretextos.
Esto parece aplicar más que bien en el hombre que se ve en la imagen que acompaña esta información, quien a falta de vehículo para remolcar su taquería ambulante él mismo tuvo que hacerlo.
Sentarse a esperar que caigan las cosas del cielo no aplica ya en Yucatán, donde las oportunidades están pero hay que trabajar.
Las personas que veían al taquero remolcando a pie su carrito aplaudieron su acción y no le faltaron las manos con el pulgar arriba.