Como aventurera, Cuevas Mena quiso vender caro su voto al presupuesto

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nino Ferro Muñoz, vicepresidente Consejo Estatal del PRD, nos envía la siguiente opinión sobre el hasta ahora presidente estatal del partido del sol azteca en Yucatán, y su único diputado local, Alejandro Cuevas Mena:

Optimistas estaban los rolandistas del PRD el domingo por la mañana, ya que creían que los pataleos del diputado Alejandro Cuevas Mena tendrían efecto devastador para poder negociar.

¿Negociar qué?

Este fin de semana, los diputados locales aprobarían el paquete fiscal 2019 del gobierno de Mauricio Vila tanto de ingresos como de egresos. Por decirlo en palabras simples: permiso legal para cobrar y gastar el dinero de los yucatecos.

Como parte de medidas de austeridad, el gobierno decidió recortar gastos innecesarios y aumentar el impuesto a las bebidas alcohólicas. Aquí es donde entran los intereses de Alejandro Cuevas.

Auditoría del Congreso

Cuevas Mena es miembro de la comisión del Congreso que audita a los municipios, o sea, que revisa las cuentas públicas de los ayuntamientos y pretendía que, sin justificación alguna, esa comisión recibiera nueve veces más dinero del que el gobierno del estado había propuesto. Y es que recibir 250 mil pesos en vez de los casi dos millones 100 mil pesos que pretendía es un mundo de diferencia. Además, iban a poderse ejercer sin ningún contrapeso ni fiscalización; en pocas palabras quería administrar como si fuese su tiendita sin que nadie le diga qué hacer y qué no hacer ya que Cuevas es el presidente de la Comisión de Vigilancia de Cuenta Pública y Transparencia.

Reunión de trabajo previa

Pese a que la secretaria de Finanzas Olga Rosas Moya acudió a una reunión de trabajo con los diputados para explicarles, el diputado que dice que ‘su sueldo es poco’ no quiso acudir ya que, argumentó, no es empleado de ella para ir cuando ella solicite.

El día de los berrinches

Pese a que otros diputados le dijeron que los temas que estaba preguntando ya habían sido discutidos y explicados, se entercó en decir que él no pudo asistir y que todos tenían la obligación de resolver sus dudas.

Con argumentos pueriles como “mi corazón late a la izquierda” ó “sé que no los voy a convencer” logró en total un monólogo de casi tres horas de pura palabrería barata y consiguió que el bloque del PRI se partiera y la mitad votara a favor del presupuesto, con tal de no seguir soportándolo.

Todo esto, porque condicionó su voto al gobierno del estado a cambio de que pudiera manejar una nómina de 28 millones de pesos, sin que nadie le pusiera un freno.

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