Cementerio General de Mérida cumple 200 años

Con más de 25 mil bóvedas, osarios y mausoleos, el Cementerio General de Mérida cumplió 200 años desde que comenzó a operar en 1821 y es uno de los más antiguos del país. 

Se ubica en los que fueron terrenos de la estancia ganadera Xcojolté, en el entonces Camino Real hacia el Estado de Campeche, por lo que durante todo este tiempo ha acumulado historias tanto por los personajes que ahí se encuentran enterrados como por sus edificaciones. 

En el panteón sobresalen esculturas como ángeles gigantescos, cruces, instrumentos musicales, emblemas de reconocidos profesionales e inscripciones funerarias.

En el marco de la conmemoración de los 200 años de historia, cultura y tradición del Cementerio General, se develó la placa conmemorativa alusiva al bicentenario de este panteón, el único que a pesar de su edad continúa funcionando como tal.

Como parte de esta celebración, el Ayuntamiento de Mérida retomará las serenatas, pero en la Rotonda de Hombres Ilustres, donde descansan los restos de grandes músicos yucatecos, como Ricardo Palmerín y Guty Cárdenas, para honrar la música, el arte y lo que significa ser parte de esta ciudad.

Durante la administración municipal 2012-2015, el sitio fue declarado Patrimonio Histórico, y en ese marco, se dio el primer paso para iniciar una serie de trabajos para fomentar la cultura y el arte, así como dar a conocer las actividades que se realizan, a fin de dar al Cementerio General una vida más allá de sólo ser un punto de encuentro entre vivos y muertos.

La puesta en marcha de este camposanto en 1821 fue considerada en su tiempo una medida impopular, ya que la gente, sobre todo la que tenía recursos, solía ser enterrada en las iglesias, y les disgustó la idea de ser inhumados fuera de los templos religiosos y con gente de toda clase social. 

Ahora, 200 años después, en esta ciudad de muertos, yace gente de todas las ideologías, en un ambiente de tolerancia y gran diversidad en este espacio considerado patrimonio histórico.

PERSONAJES

Entre los personajes que ahí se encuentran sepultados está Alma Reed, una periodista estadounidense que trabajó como corresponsal en México. Adquirió renombre por su intervención al salvarle la vida a un joven mexicano, menor de edad, acusado de homicidio y condenado a muerte en ese estado de su país. Su acción valió para que la legislatura californiana emitiera una ley que prohibía la aplicación de la pena de muerte de los menores de edad.

Trabajó para el New York Times como corresponsal en México, y hacia 1923, sus labores profesionales la llevaron a Yucatán acompañando a una expedición de arqueólogos y antropólogos estadounidenses para realizar una evaluación y proponer el rescate de los sitios arqueológicos mayas de la región.

Durante su estancia en Yucatán conoció al gobernador de Yucatán, el revolucionario Felipe Carrillo Puerto, con quien se dice que estableció una relación sentimental que hubiera tal vez evolucionado de no haber mediado el asesinato del líder yucateco en 1924. Se aduce que ha quedado la melodía y la famosa canción de “Peregrina”, obra del poeta Luis Rosado Vega, con música de Ricardo Palmerín, como testimonio del romance.

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