Boxeador golpea como salvaje a su hija; calla como cobarde ante el juez

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Eduardo “Lalo” Torres, el boxeador acusado de propinar salvaje golpiza a su hija y de violencia contra su esposa y su familia en general, guardó silencio al ser presentado nuevamente ante la juez, que lo vinculó a proceso penal y le ratificó la prisión preventiva por todo el tiempo que dura la investigación.

En esta ocasión la audiencia, que encabezó la juez de control Suemy Lizama Sánchez, fue de carácter privado para proteger la identidad de las víctimas, que en este caso incluyen a tres menores de edad.

Por lo pronto, pese a que el púgil de origen guanajuatense no respondió a niguna de las preguntas de la juez, la Fiscalía General del Estado tiene un plazo de tres meses para concluir la investigación.

Como informamos, Torres fue detenido el pasado viernes 23 de febrero luego de la ceremonia de pesaje para un combate que iba a sostener contra un púgil quintanarroense.

Se mantuvo prófugo más de un año, pues la artera agresión contra su hija, en ese entonces de ocho años, ocurrió en enero de 2017.

De acuerdo con la causa penal, el indiciado y la denunciante sostenían una relación sentimental, de la que nacieron tres hijos, aunque el sujeto solo reconoció como suyos a los dos últimos.

“Lalo” Torres presuntamente agredía a la mujer física y verbalmente, hasta que un día la sacó de la casa donde vivían, en la colonia Alemán. La denunciante tenía que ver a escondidas a sus hijos, y al enterarse de esto el sujeto agredió a la hija mayor, en ese entonces de ocho años, provocándole graves lesiones, de aquellas que tardan más de quince días en sanar, además de no haberle proporcionado atención médica.

El día de los hechos, el púgil llegó borracho a su casa, en la colonia Alemán, el 7 de enero del año pasado y tras sostener relaciones sexuales (con una desconocida) frente a sus tres hijos -de entonces cuatro, seis y ocho años de edad- se fue a dormir.

Al amanecer del domingo 8 de enero, el sujeto levantó a patadas a la niña que dormía en una hamaca y la agredió: la intentó ahorcar, la mordió en brazos, espalda, cara y piernas. La pateó en el tórax y espalda, y con el puño cerrado le dio en la cara y cuerpo.

Pero la golpiza no acabó allí: El boxeador tomó un desarmador y golpeó la cabeza de la niña; después, con un zapato repitió la acción.

Con jaloneos, le arrancó parte del cabello y la mandó a asearse mientras que él volvió a la cama.

Horas más tarde, “Lalo” se despertó, y dijo que no recordaba nada de lo que había hecho. Sin embargo, a la niña de ocho años la mantuvo encerrada y sin atención médica por la agresión que le había propinado, hasta el miércoles 11.

Ese día, el boxeador empacó y salió de la casa; la esposa aprovechó la ausencia del púgil para ir a rescatar a los menores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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