Autoridades ambientales ya sabían del desastre ambiental de Kekén en Kinchil

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Desde que asumió el cargo de presidente municipal de Kinchil en septiembre de 2018, Valentín Pech Dzib tuvo entre sus primeras tareas reportar el grave daño ambiental que hasta la fecha ocasionan cuatro granjas porcícolas, de la empresa Kekén, en terrenos de ese municipio ubicado en la zona poniente de Yucatán, en el camino al puerto turístico de Celestún.

Conocedor de este problema por diversas incursiones en la zona por su actividad apícola, el alcalde no dudó en enterar a la Seduma, en ese entonces encabezada por el biólogo Eduardo Batllori, quien durante 11 años de administraciones priistas ocupó el cargo de secretario del medio ambiente y tuvo conocimiento de las autorizaciones para la apertura de estas granjas, que no cumplen con lo estipulado en sus manifestaciones de impacto ambiental.

También enteró del tema a la Profepa, dependencia federal que apenas esta mañana se comunicó con el técnico superior universitario Pech Dzib para pedirle informes sobre la ubicación de la laguna de aguas negras de la que informamos en nuestra edición del jueves.

Dicha laguna pestilente, que evidencia la gravedad del problema, se ha formado por el vertedero de aguas sin tratar que arrojan los pivotes provenientes de las granjas de Kekén, las cuales se supone deben desechar aguas cristalinas tratadas en biodigestores, pero todo esto queda en teoría y en los documentos que entregan a dependencias gubernamentales, porque en la práctica lo que salen de esos ductos son agua sucias.

Valentín Pech asegura que la laguna hallada de manera fortuita no es la única, pero sí es una de las más grandes, pues él como criador de abejas suele recorrer esa zona para llegar hasta los apiarios, pero nunca imaginó de qué magnitud es el problema.

Junto con una comisión realizaba una inspección por denuncia de desaparición de ganado reportada por pequeños productores. Este problema también es atribuido al funcionamiento de Kekén en la zona, pues los pequeños ganaderos suelen tener sus animales pastando y por descuido se acercan a la zona de las granjas.

Para evitar esto, empleados de la empresa porcícola los corretean con jinetes que están pendientes del acercamiento de las reses y las ahuyentan. Sin embargo, asustados los animales no vuelven a sus corrales sino que huyen hacia el monte y desaparecen.

De acuerdo con el alcalde, en la zona se han hallado heces fecales de caballos y esto les sirve a ellos como evidencia de que las reses no huyen solas, sino que alguien las espanta.

La inspección para constatar este problema permitió el hallazgo de la laguna pestilente que evidencia la falta de tratamiento del agua que Kekén arroja al subsuelo.

En esa parte, a diferencia de otros sitios más altos, el agua está a un metro sobre el nivel del mar, por lo cual la tierra no puede absorber mucho y por eso se han formado las lagunas pestilentes de Kekén, explicó en entrevista exclusiva para Yucatán Ahora.

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