Arriban a Catedral las reliquias de San Pío

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Como parte de las celebraciones de los 50 años de la muerte del San Pío de Pietrelcina, sus reliquias fueron expuestas a partir de hoy, en la Catedral de San Ildefonso de Toledo, las cuales fueron veneradas con cientos de fieles.

La visita de las reliquias forman parte del recorrido por América, y Mérida es la única ciudad de México donde se exhibirán, durante dos días.

El arzobispo Gustavo Rodríguez Vega presidió la ceremonia eucarística de bienvenida de las pertenencias del sacerdote que fue elevado a santo en 2002 por el entonces papa Juan Pablo II, y al concluir la misa, las reliquias fueron expuestas para la veneración.

Explicó que a partir de 2017, la Fundación Padre Pío llevó las reliquias a diversas arquidiócesis y diócesis de Estados Unidos, hasta que ayer, por vez primera arribaron a México, específicamente, Yucatán, para luego continuar su recorrido por todo el continente.

Las reliquias del santo están conformadas por un guante, cortezas de los estigmas, gasa de algodón con manchas de sangre, un mechón de pelo, manto y un pañuelo con sudor que usó el padre Pío horas antes de morir.

Los católicos yucatecos tendrán la oportunidad de venerarlas, sin tener que acudir a Italia, donde está la iglesia del santo.

El padre Pío nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia, y fue bautizado con el nombre de Francesco Forgione. A los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús y durante su vida contempló las apariciones de la Virgen María.

Ingresó a la Orden Capuchina a los 15 años de edad tomando el nombre de Pío, en honor a San Pío V, y a los 23 años fue ordenado sacerdote.

De acuerdo con la información proporcionada, el padre Pío era conocido como un místico, con poderes milagrosos de sanación y conocimiento, además llevaba los estigmas, las heridas que Jesús tuvo en la cruz.

Los estigmas del santo surgieron el 20 de septiembre de 1918 durante la Primera Guerra Mundial, después de que el papa Benedicto XV pidió a los cristianos orar para poner fin a la guerra.

Las sagradas heridas permanecieron con él hasta pocos días antes de su muerte, el 23 de septiembre de 1968.

El 9 de enero de 1940 animó a sus grandes amigos espirituales a fundar un hospital que se llamaría “Casa Alivio del Sufrimiento”, inaugurado el 5 de mayo de 1956 con la finalidad de curar a los enfermos en lo físico y espiritual.

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