Antorchistas, con la fe intacta en la Virgen de Guadalupe

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Están en una edad complicada, la de “adolecer” casi todo. Y si hablamos de religión, muchos no sólo no se acercan a la iglesia, sino que hasta descreen de ella. Y hasta de Dios.

Son adolescentes o jóvenes de este milenio. Los tan mentados “millennials”. Y seamos francos, el catolicísimo hoy día tampoco hace mucho para sumar adeptos ya que la pérdida de la fe está a la orden del día. Sin embargo estos jóvenes creen no sólo en Dios, sino también en la Iglesia Católica y son fieles seguidores de la Virgen de Guadalupe para quien este 12 de diciembre próximo se preparan con creces como antorchistas para visitarla, pedirle y sobre todo agradecerle.

La Hermana Sandra María Amaro Barahona es Servidora Franciscana de la Cruz y se ordenó hace 15 años. Desde hace tres años, ella y otras hermanas reciben en el Convento Santa María de los Ángeles -en la entrada de Izamal- a los antorchistas que pasan por allí, ya sea para visitar el Santuario o sólo se alojan para seguir el viaje hacia la Iglesia de San Cristóbal de Mérida o hacia otras partes del país para visitar santuarios de la Virgen de Guadalupe. En el convento reciben a los jóvenes, les ofrecen el baño y les dan comida y área de descanso. Este año harán la misma labor en la Iglesia de San Cristóbal en Mérida.

Cuestión de fe

Lo interesante que plantea la hermana Sandra es que, a pesar de la falta de fe que cunde hoy día, estos jóvenes siguen siendo fieles seguidores de la Virgen de Guadalupe. Le preguntamos a la religiosa qué sienten estos jóvenes, qué los mueve a ser antorchistas y a seguir esta costumbre que muchas veces pasa de generación en generación.

“Son grupos cada vez más grandes y no sólo de jóvenes, también vienen personas grandes y hasta familias con niños. Hacen esta pelegrinación por su conversión, por la salud de algún ser querido, por la fe que sienten por la Santísima Virgen María en su advocación de la Virgen de Guadalupe”.

La Hna. Sandra cuenta que la labor de ellas en el convento o ahora en San Cristóbal es darles alimentos y lugar para descansar y también catequizarlos. “Les hablamos de la imagen de la Virgen de Guadalupe, les explicamos, por ejemplo, que el moño negro es señal de embarazo o que las manos apoyadas una encima de otra significan el amor maternal y el amor al Padre. Los enfocamos en el encuentro con Cristo resucitado”, detalla la religiosa.

Para la hermana Sandra los antorchistas se acercan a ellas con problemas (personales, sociales, económicos, ya que muchos son de clase baja o media), con tristeza interior y su labor es, explica, sacarlos de ese estado para que experimenten paz interior. “Los hacemos reflexionar sobre la alegría de la resurrección y sobre la vida”, cuenta.

También los aconsejan para el camino, sobre todo si algunos antorchistas siguen viaje a otro destino. “Les advertimos que sean cuidadosos en el camino, que se protejan, que lleven señales, luces y chalecos. Esto es fundamental porque han pasado muchos accidentes en las carreteras”, comenta.

Le preguntamos a la religiosa si es más normal ver hombres o mujeres antorchistas y cuenta que “hay de todo”. Muchos hombres varones vienen en grupos o solos y buscan el sacramento de la reconciliación. Las mujeres antorchistas muchas veces vienen en grupo y buscan la protección de la Virgen de Guadalupe”, señala.

Ahora queda esperar que los grupos de antorchistas vayan llegando de a poco y sin aviso. La hermana Sandra y otras religiosas ya los están esperando.- CGO.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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