Al rescate de árboles extraordinarios de Yucatán

En una ciudad como Mérida, donde la deforestación afecta grandes extensiones, lo que aumenta considerablemente la sensación térmica, sembrar árboles es una acción asertiva, pero también lo es salvar los árboles existentes.

La acción magnifica su relevancia si se trata de árboles de muchos años y de grandes dimensiones, los cuales son excelente generadores de oxígeno. Sin duda, grandes pulmones para nuestra deforestada ciudad.

Lamentablemente muchas personas no toman en cuenta los servicios ambientales que generan estos gigantes de vida y los talan o les causan daños que, irremediablemente, llevan a los árboles a una muerte segura.

Estos atentados contra la vegetación prevalecen porque no hay sanciones contundentes. En la mayoría de las ocasiones no se castiga a los que cortan o dañan árboles, y cuando sí se hace, la sanción es mínima.

Hace unos días la agrupación Árboles Extraordinarios de Yucatán publicó imágenes del salvamento de un enorme árbol que presentaba un corte hecho, al parecer, con la intención de talarlo.

En la imágenes la agrupación comparte un técnica que están ensayando para sanar árboles.

“No solo plantamos y damos árboles en adopción, también tratamos de salvar a los árboles. ¿Cómo puede la gente quitar algo tan maravilloso que nos da oxígeno, sombra, nos relaja estar siempre de bajo de un árbol? En fin la esperanza es lo último que muere. Vamos a esperar a que esto funcione y este bello algarrobo logré sobrevivir. Como siempre, al rescate de nuestros árboles”.

Los comentarios a favor de esta labor no se hicieron esperar. Incluso hay gente que pide que profundicen más en esta técnica.

Hay otros que sugieron productos para una mejor cicatrización de la herida en el árbol, como la cera de Campeche.

Desde hace unos años existe en Mérida una tendencia para reforestar, pero lamentablemente muchos de estos nuevos árboles mueren antes de llegar a la edad adulta, porque resulta que quienes los siembran se olvidan de regarlos.

Por el contrario, muchos de los árboles adultos terminan talados ante la creciente urbanización de Mérida, en particular en el norte de Mérida, y como ya mencionamos, estos delitos ambientales no se inhiben porque las sanciones o son mínimas o, de plano, no se aplican.

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