Lamentan que los yucatecos hayan olvidado sus raíces ancestrales

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por legado de su abuelo paterno, quien fue un ejidatario maya, Jorge Karín Mijangos Maganda es un apasionado defensor del medio ambiente desde hace dos décadas.

Ajedrecista, abogado y funcionario del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN), Jorge Karín, quien por cuestiones de trabajo reside desde hace cuatro años en la Ciudad de México, fue uno de los ponentes en un taller de cuatro días para representantes de Empresas Forestales Comunitarias.

Ayer por la tarde, tras concluir el evento, realizado en céntrico hotel de Mérida, Karín fue a conocer, junto con varios de los asistentes a los talleres, la “Casa del Ajedrez”, como se conoce al centro joyero Plaza Diamante (calle 62 con 63, contra esquina de la Plaza Grande), donde tiene su sede el club “Bobby Fischer”.

Y es que gusta del juego ciencia la mayoría de los asistentes al evento, realizado, como informamos ayer, en el marco del proyecto “Apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas que operan en entornos forestales en ejidos-Implementación del programa de inversión forestal en México”.

Tan aficionados son algunos de visitantes, procedentes de cinco Estados (Jalisco, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo y Yucatán), que querían participar en una sesión de partidas simultáneas, en Plaza Diamante o en su hotel sede, pero su apretada agenda de trabajo lo impidió.

Mijangos Maganda, coordinador desde hace cuatro años del Proyecto de Inversión Forestal del FMCN, habló de varios proyectos de conservación de la naturaleza que están en marcha en la Península de Yucatán.

Para entrevistarlo hubo que esperar que terminara algunas trepidantes batallas cerebrales que sostuvo con un par de compañeros suyos en la sede del “Bobby Fischer”, donde la presencia de la delegación llamó poderosamente la atención.

Por principio de cuentas, expuso que el objetivo del FMCN es impulsar proyectos comunitarios enfocados a la conservación del medio ambiente, bien sean maderables, apícolas, combate de incendios forestales, etcétera.

Entre los proyectos más destacados que el FMCN apoya en la Península se cuentan la conservación del flamenco rosado, de zonas forestales para preservar la calidad del agua, la Reserva del Manatí y la conservación del arrecife.

Karín enfatizó que en Yucatán hay buenas oportunidades de que prosperen los proyectos agrícolas, pero la gente emigra cada vez más a las ciudades, lo que propicia más calor en las áreas urbanas y contribuye a la contaminación del manto freático.

¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Qué recomendación le darías a la gente?, pregunta el periodista.

“Citaré una frase de mi abuelo materno, que me dijo cuando yo aún era un chamaco: ‘Los yucatecos han olvidado sus raíces ancestrales’. Los mayas tenían muchos conocimientos sobre el medio ambiente”, responde.

Mijangos Maganda rememoró que su abuelo, a quien sus padres le cambiaron su segundo apellido, que era maya, le hizo ver que hay yucatecos que, por temor o vergüenza por sus orígenes mayas, se olvidan de la grandeza de la Cultura Maya, que era muy respetuosa de la naturaleza y vivían muy bien del campo.

En vez de cuidar de los montes, de sus comunidades de origen, emigran a las ciudades, donde generalmente les va mal. En vez de eso, en sus comunidades bien podrían vivir de la apicultura, por ejemplo.

En este punto, expresó que Yucatán es el primer productor de miel del país y de hecho el producto yucateco es el de mayor calidad y se exporta a diversos países.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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