La calumnia y la persecución, armas decadentes

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por: Aleida Ramírez Huerta

Prácticamente desde la aparición de Antorcha en el contexto político nacional, llovieron los ataques en contra de este naciente experimento organizativo serio que asumía la legítima defensa de un grupo marginado de ciudadanos olvidados de la Mixteca Baja poblana. Hoy, a 45 años de distancia, estos ataques se han multiplicado, las calumnias, la manipulación inescrupulosa, consciente y programada de la opinión pública es más que evidente. Se miente por consigna, por encargo, por odio y desprecio hacia la verdadera organización popular; pues en ninguno de los casos se dice una palabra acerca de la fuente de las acusaciones, simplemente, “basta” la palabra de los acusadores para hacerlas pasar por “verdades”.

La actual campaña mediática emprendida en contra de Antorcha, en particular en contra de nuestro Secretario General, el Ing. Aquiles Córdova Morán, y de líderes destacados del antorchismo nacional, se hace cada vez más peligrosa, toda vez que las calumnias han venido acompañadas de amenazas y hostigamiento, hasta llegar al brutal asesinato, como el perpetrado en contra de nuestra compañera Nancy López García. Todos estos hechos han sido denunciados oportunamente por nuestra organización.

Esta persecución se hace más peligrosa porque gentes y grupos que han sentido afectados sus intereses económicos y políticos por la actividad que venimos realizando en todo el país, hoy se envalentonan al amparo de graves acusaciones –nunca probadas– que vierte en torno a nuestra organización el mismísimo presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador. Desde sus giras de “agradecimiento” por los distintos estados, en sus conferencias mañaneras y en todos los actos donde promociona las tarjetas con las que los beneficiarios de programas monetarios recibirán sus apoyos “directos”, no se ha cansado de mencionarnos en tono despectivo e irrespetuoso como “la Antorcha Mundial”, “intermediarios”, “corruptos”, “chantajistas” y otros calificativos por el estilo. El presidente ha dejado de lado su compromiso de ser respetuoso y de atender a todos los ciudadanos sin distingo de ideología política; sin embargo, lejos, muy lejos han quedado sus promesas. El país de la reconciliación, el perdón, la transparencia y primero los pobres, brilla por su ausencia.

La respuesta a la osadía de plantarse en la Cámara de Diputados para solicitar y exigir la programación y ejecución de obras y servicios que necesitan habitantes de pueblos y colonias humildes es precisamente esta negra andanada de ataques, que se multiplicaron como los hongos, en contra de los antorchistas. “Prestigiados” y “respetables” medios de comunicación nacional como Televisa, Proceso, sinembargo.mx, El País, Vanguardia y muchos medios locales en los distintos estados son los que han replicado y publicado estos ataques; como siempre, nunca faltan “voceros” o “plumas” para defender al poderoso en turno. De ahí a la fecha, un día sí y otro también, más injuria y persecución política en contra de los líderes antorchistas: “chantajistas”, “manipuladores”, “lucradores con la pobreza ajena”, “intermediarios”, hasta llegar a “huachicoleros”, palabra de la que hay que huir y temer como a la peste. Así las cosas, con el gobierno “democrático, de izquierda y anticorrupto”, que pretende acabar con la “Antorcha Mundial” y con sus líderes por el “delito” de exigir a sus gobernantes atención a sus obras prioritarias y necesidades básicas conforme al derecho que nos rige. Pero eso, aquí y en China, se llama persecución y va en contra de la verdadera lucha democrática, se trata, a costa de lo que sea, terminar con el adversario.

El nuevo gobierno federal se ensaña, se despacha con la cuchara grande y suelta sus cancerberos mediáticos: Fátima Monterrosa de Televisa, Patricia Dávila y Mathieu Tourliere de Proceso, o Gabriela Barragán de sinembargo.mx, por mencionar algunos; en contra de una organización que defiende los intereses de millones de mexicanos que han cambiado su entorno social, gracias a su unidad, a su lucha consecuente, decidida, honrada y comprometida con las mejores causas del pueblo pobre de este país, lucha sostenida en modestos negocios limpios y legales que se han convertido en blanco de ataque y en otro motivo de persecución, tanto que ya se nos está “investigando”. Mentes predispuestas de quienes están atenidos al erario público no conciben que pueda existir una organización que no haga lo que ellos.

Los designados por el Presidente para fungir como jueces en el caso “Antorcha” son Julio Scherer Ibarra, consejero Jurídico de la Presidencia de la República y accionista mayoritario de la revista Proceso, medio en que ha publicado los más injuriosos infundios en contra de los líderes antorchistas, a quienes se les ha tachado, sin prueba alguna, de corruptos y huachicoleros, por decir lo menos; y Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, encargado de las “investigaciones” contra las gasolineras de Antorcha y quien tiene en su haber un libro titulado Sin filias ni fobias, en el que “dedica” un apartado titulado: “Antorcha Campesina, un problema social”, y cuya primera oración es: “La extorsión política es su especialidad”. Por tanto, si estos son los “imparciales” y “anticorruptos” jueces de la causa en contra de Antorcha, el veredicto casi se puede predecir desde ahora: mayor escarnio y persecución política.

La lucha de Antorcha es contra la pobreza. Queremos un nuevo modelo económico que distribuya mejor la riqueza entre sus ciudadanos, que la política impositiva sea progresiva, que se generen empleos suficientes para los que están en edad de trabajar y deseen hacerlo; finalmente, también queremos que el gasto social se reoriente a los millones de menesterosos que crean con sus manos la riqueza de este país. A los antorchistas, este noble propósito nos ha mantenido unidos estos 45 años, pero también nos ha valido que quienes hoy detentan el poder, y sus defensores oficiosos, nos señalen como a «los portadores de sueños» de Gioconda Belli, poeta nicaragüense:

Son peligrosos –imprimían las grandes rotativas.

Son peligrosos –decían los presidentes en sus discursos.

Son peligrosos­– murmuraban los artífices de la guerra.

Hay que destruirlos –imprimían las grandes rotativas.

Hay que destruirlos –decían los presidentes en sus discursos.

Hay que destruirlos – murmuraban los artífices de la guerra.

Sin embargo, como a aquellos, las campañas de lodo, las amenazas, las descalificaciones y el asesinato en contra del antorchismo nacional no detendrán su avance, el pueblo organizado sabrá distinguir quiénes son sus verdaderos defensores y quiénes sus verdugos. Sabemos que las baladronadas de los que hoy se erigen en jueces insobornables, lobos con piel de cordero que se atreven a señalar a sus opositores con el dedo flamígero acusatorio, buscan tender una cortina de humo para distraer a la opinión pública y que ésta no se dé cuenta de los tropiezos, contradicciones e inconsecuencias peligrosas en las que ha caído el nuevo Gobierno Federal, y que si no se corrigen a tiempo nos llevarán a todos los mexicanos al despeñadero, a un caos social, económico y político.

Ante los ataques descalificadores y viscerales del Presidente de la República, secundados por los medios que difunden reportajes llenos de odio y desprecio para condenar a todos aquellos que difieren de sus puntos de vista y, en particular, en contra de la organización de los pobres; llamamos a la opinión pública a formarse un juicio propio considerando el trabajo desplegado por el antorchismo en las 32 entidades del país: obras de infraestructura social, educación, salud, fuentes de empleo, cultura, deporte, etc.

A los antorchistas los llamamos a cerrar filas, a continuar con la lucha que iniciamos con la seguridad de que ésta, nuestra actividad financiera, nuestros principios y objetivos, son honestos y verdaderos. Quienes hoy utilizan la calumnia y la persecución en contra nuestra, en lugar de argumentos y consecuencia en los hechos, revelan un espíritu decadente, dictatorial que ya se deja ver en las medidas adoptadas que trastabillan y amenazan con caerse como las ocurrencias que son. Al tiempo.

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