Hallan cueva donde sacerdotes mayas extraen agua virgen para trascender

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En Yucatán aún existen sitios arqueológicos que se mantienen en funcionamiento, tal el caso de la recientemente descubierta Cueva Múusench’een, pues a lo largo de más de dos mil 300 años es el centro de abastecimiento de agua virgen utilizada por generaciones de sacerdotes mayas del Oriente del Estado para la realización de las ceremonias rituales.

El especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, Víctor Castillo Borges, destacó la importancia del hallazgo, ya que aún cumple con la función primordial por la cual fue construida, sin alteración alguna por el momento.

Dado que en breve estará dentro de una planta de energía solar, se determinó la conservación del lugar como espacio sagrado para los hmenes, por lo que tendrá un área específica de preservación, de 100 metros de largo por 150 metros de ancho, además que constantemente será vigilada.

Comentó que el lugar está oculto entre dos ciudades mayas, lo que permitió a los sacerdotes mayas contar con un lugar sagrado para la extracción del agua virgen, la cual utilizan para la realización de diversas ceremonias.

Indicó que durante el trabajo hecho en casi dos años, también fueron hallados, sin alteración alguna, los tres edificios principales, los cuales sirvieron para regular el acceso al lugar.

Incluso, en el interior de la gruta-cenote se hallaron cinco entierros, correspondientes a personajes importantes, correspondientes a diferentes épocas.

Idiosincrasia vigente

Entrevistado en el marco del Quinto Simposio de Cultura Maya, señaló que el lugar aún se le considera como un espacio sagrado, motivo por el cual, los investigadores acataron las disposiciones del hmen al mismo tiempo que se respetó la creencia de los trabajadores.

Se celebraron dos ceremonias para ingresar a la cueva, al mismo tiempo, los trabajadores realizaban un ritual antes de empezar a trabajar dentro de la oquedad natural.

Asimismo, por un lapso de media hora nadie podía estar en su interior, para evitar problemas con “el mal viento”, período que comenzaba 15 minutos antes del mediodía y terminaba 15 minutos después de ese momento.

El estudioso explicó que la Cueva está justo en medio entre Ebtún y Cuncunul, poblaciones actuales que albergan sitios precolombinos.

Recordó que el sitio fue descubierto en 2017, gracias al recorrido arqueológico efectuado en el lugar donde se construirá un parque fotovoltaico, para el aprovechamiento comercial de la energía generada por el sol.

Ahora formará parte del Atlas de Arqueológico de Yucatán, en el cual están registrados los poco más de dos mil sitios que hay en la entidad.

Aclaró que tras la exploración del lugar, en 2018 se efectuó un trabajo de salvamento arqueológico, con el cual “el sitio resultó ser más importante de lo que se pensaba”.

Remarcó que la evidencia cerámica hallada en el interior de la gruta demostró que data del preclásico medio superior, correspondiente del 300 aC, al mismo tiempo que fueron cinco los entierros encontrados.

De igual forma, se constató que en el interior hay un cenote, cuyo espejo de agua está a 17 metros del nivel del suelo, y está a unos 120 metros de la entrada.

Igual se identificaron tres de las construcciones que manejaron el acceso a la cueva, de los cuales la estructura número 58 está justo arriba de la gruta, mientras que la 59 y 60, a unos metros de la primera.

“A pesar de que han transcurrido más de dos mil 300 años, en ningún momento se cortó su funcionabilidad, pues se sigue utilizando como sitio donde se extrae el agua virgen para la realización de ceremonias, es decir, aún se conserva la idiosincrasia”, acotó.

Aseveró que para las ceremonias, el hmen debe de contar con agua virgen, la cual obtiene de determinadas grutas y/cenotes que son consideradas como espacios sagrados, dado que están ocultos entre la selva baja caducifolia o en sitios de difícil acceso.

Castillo Borges comentó que para ingresar a la cueva, se tuvieron que realizar dos ceremonias rituales, por el hecho de que es un sitio sagrado, labor que estuvo a cargo de un hmen de Cuncunul.

Enunció el caso del Ta’akbil ja’, ceremonia que se hace para acceder al interior con el objetivo de recoger el agua virgen.

Asimismo, la Ta’akbil nal, ceremonia para pedir permiso para el acceso, en la cual se hace una ofrenda con maíz, específicamente, en forma de pozole.

A diario, los trabajadores efectuaban un ritual, antes de ingresar se frotaban con ruda, albahaca y alcohol, ya que de esta forma “se ponen una armadura contra el mal viento”.

Al mismo tiempo, las labores se suspendían justo al mediodía, 15 minutos antes, y cifra similar después, ya que en este período de tiempo es cuando ingresa al sitio el mal viento.

Finalmente, expresó que para efectuar los trabajos se formaron tres equipos, con tres arqueólogos y cuatro personas, quienes laboraban en el interior por turnos de 30 minutos.

En la cueva no hay mucho oxígeno, además, la presión que hay en su interior así como la humedad impiden la respiración.

Incluso, toponímicamente, Múusench’een significa “Falta de oxígeno en el cenote”, el cual “es un nombre original, el cual se ha mantenido por muchos años”, concluyó.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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